
Oremos en familia por nuestros sacerdotes
Es bueno que eduquemos a nuestros hijos a orar por cada uno de ellos y mucho mejor si lo hacemos en familia.
Es bueno que eduquemos a nuestros hijos a orar por cada uno de ellos y mucho mejor si lo hacemos en familia.
La Sagrada Escritura tiene una nota subyacente que la acompaña de principio a fin, y esta nota es el amor de Dios.
Libres para servir en el amor, la alegría y sencillez de corazón tal como nos enseñó Jesús con su propia vida.
La riqueza de la doctrina cristiana es mucho más de lo que narran los cuatro evangelios y otros libros bíblicos.
María, Madre del buen consejo, nos enseña y ayuda a confiar y esperar en Dios en toda ocasión y a vivir el amor al prójimo.
Cuando oramos, no sabemos en qué momento o de qué manera obra Dios para hacer que esa persona se convierta y sienta su fe y obre en consecuencia.
La humildad es lo que nos salva del Maligno y del peligro de convertirnos en sus cómplices.
La pobreza de espíritu ayudará para solucionar la pobreza material, pues quien tiene, utilizará aquello para beneficio de los otros.
El papa Francisco nos invita a pedirle al Señor que aumente nuestra caridad y nos conceda un corazón abierto y generoso para no ser indiferentes ante las necesidades de los demás.
Los santos nos enseñan con su vida a no perder la alegría y el buen humor a pesar de las circunstancias adversas.
La paciencia nos da la capacidad de saber esperar. Incluso cuando algunos a nuestro alrededor han caído en la desilusión y abandonan el camino
Con la esperanza podemos vivir con alegría y serenidad nuestro presente, pues Jesús nos asegura un futuro confiable y un horizonte luminoso.