
Virtudes y vicios (20). ¿Me atrevo a ponerme de pie?
A veces no es fácil defender nuestra fe, pero no dudemos de su valor y pongámonos de pie cuando sea preciso.
A veces no es fácil defender nuestra fe, pero no dudemos de su valor y pongámonos de pie cuando sea preciso.
Tú eres el soporte y el elemento de seguridad familiar. Y la paciencia debe ser la base de todas tus acciones.
La fidelidad a Cristo se ha pagado muchas veces con la vida, con la deshonra, con el destierro.
No es inteligente decir lo primero que se ocurre, así sin más. Al pensar, se evita faltar a la caridad, a la verdad o a la justicia.
La templanza permite disfrutar más de los bienes y placeres, y proporciona una alegría verdadera.
Cultivar la virtud de la fortaleza nos ayuda a ser personas que no se atemorizan, ni se desaniman ante las pruebas.
Hay siete dones que el Espíritu Santo nos da: sabiduría, entendimiento, consejo, ciencia, temor de Dios, fortaleza y piedad.
Es primordial y necesario, tal vez hoy más que nunca, educar en el sentido de justicia y fomentar la cultura de la legalidad.
La justicia es una virtud social por excelencia. No fácil de obtener, pero indispensable para alcanzar la paz.
Aristóteles decía que el rasgo distintivo del hombre prudente es el ser capaz de deliberar y de juzgar de una manera conveniente.
La cultura moderna no tiene medios para enfrentarnos a la muerte. En cambio, la fe cristiana nos ofrece recursos asombrosos y suficientes.
En estos tiempos dramáticos, la solución está en redescubrir la virtud. Si practicar la virtud fuera lo normal, el mundo sería feliz.