1) Para saber
En las Iglesias de Oriente se veneran unas imágenes en que la Virgen María está señalando con la mano derecha al niño Jesús. Esas imágenes reciben el nombre de Hodigitria, o también Odighitria. Palabra griega que significa “La que indica el camino”. Siendo Jesús el “Camino, la Verdad y la Vida” (Jn 15, 6), la Virgen nos lo señala.
El papa Francisco en su reciente Audiencia se refirió al papel de la Virgen María en la oración, pues es quien nos señala a Jesús como el Mediador, el Salvador. Recordó que el Catecismo de la Iglesia afirma de María: sus manos, sus ojos, su actitud son un “catecismo” viviente y siempre apuntan al fundamento, el centro: Jesús. María está totalmente dirigida a Él (cf. CCE, 2674). Por ello María ocupa en la vida y en la oración del cristiano un lugar privilegiado.
2) Para pensar
El poder de la oración se palpó en la vida del sacerdote franciscano iraquí, Abuna Nirwan, que por milagro se salvó de ser degollado por terroristas. En su reciente viaje a Irak, pudo concelebrar la Santa Misa con el papa Francisco.
El P. Nirwan fue secuestrado el 14 de julio de 2007 cuando viajaba en un taxi para visitar a sus padres. Lo acompañaban una familia y un joven. Al cruzar un puesto de seguridad fueron secuestrados por terroristas, que los llevaron a una cabaña donde había hombres con la cara cubierta. Uno llevaba una cámara en una mano y un cuchillo en la otra. Preguntó de dónde venían. Luego fue con el chico joven que iba con ellos, le agarró por detrás y lo mató con el cuchillo.
Al padre Nirwan le ataron las manos a la espalda y le dijeron que dijera algunas palabras para grabarlo. Pero solo pidió rezar un minuto. El terrorista le dijo: “Tú eres clérigo, y está prohibido que tu sangre caiga al suelo porque sería un sacrilegio”, y fue por un cubo para que allí cayera la sangre. El padre se encomendó mucho y pidió que nadie más muriera: “Entonces el terrorista musulmán cogió mi cabeza y levantó el cuchillo. Unos momentos de silencio, y de repente dijo: ¿quién eres tú? Yo contesté: un monje. Y contestó: ¿y por qué no puedo bajar el cuchillo? ¿Quién eres? Y sin dejarme contestar, dijo: Padre, tú y todos volved al coche”.
Declaraba el padre Nirwan: “Sé que lo que me suceda será porque es voluntad de Dios, y Él me dará la fuerza para acoger su Cruz. Lo importante es tener fe. Dios cuida a los que creen en Él”.
3) Para vivir
En los momentos difíciles, o en la muerte misma, es un consuelo contar con la compañía de un ser querido. Nuestro Señor Jesucristo quiso tener en su muerte a su madre. Desde la Cruz, Jesús puso bajo su cuidado maternal a toda la Iglesia. Por ello, todos estamos colocados bajo su manto materno. Así lo reza la primera antífona latina: “Bajo tu amparo nos acogemos Santa Madre Dios” (Sub tuum praesidium confugimus, sancta Dei Genitrix). Ella ha acompañado, afirma el papa, a las personas aisladas que han padecido la pandemia.
Jesús siempre escucha su intercesión, como en las Bodas de Caná, cuando realizó el primer milagro. Por eso acudimos a Ella suplicando su intercesión “ahora y en la hora de nuestra muerte”. Ella responde a nuestras súplicas, nos defiende, se preocupa y reza por nosotros. Ella nos señala el Camino
Te puede interesar: Un Año Familiar. Para bailar el tango
* Las opiniones expresadas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor y no constituyen de manera alguna la posición oficial de voxfides.com