Era el verano de 1968, mi hermana Yoli me ofreció la lectura del libro, titulado: “Camino”. Interiormente tuve un rechazo inicial porque pensé que se trataba de un libro demasiado espiritual, una de esas publicaciones que yo no estaba acostumbrado a leer. “¡De seguro que me aburrirá!”, pensé. Lo abrí en su primer capítulo, titulado: “Carácter”, Punto 1, y me impactó profundamente su inicial reflexión:
“Que tu vida
no sea una vida estéril.
—Sé útil. —Deja poso. —Ilumina, con la luminaria de tu fe
y de tu amor. (…)
—Y enciende
todos los caminos
de la tierra
con el fuego de Cristo que llevas en el corazón”.
Así que le dije a mi hermana de inmediato: —Préstamelo, me parece un libro interesante, original y novedoso.
—¡Pero me lo regresas! Porque a mis amigas y a mí nos ha hecho mucho bien espiritual— me solicitó.
Este año se cumplen ochenta años en que fue dado a conocer este best seller de espiritualidad, del que se han publicado más de 5,000,000 de ejemplares distribuidos en 43 idiomas y es conocido por los cinco continentes.
El autor de “Camino”, san Josemaría Escrivá de Balaguer, fundó el Opus Dei, un 2 de octubre de 1928, en Madrid. Afirma Dios le hizo “ver” que fundara esta institución universal de la Iglesia y sostiene que en ningún momento fue “ocurrencia suya”, sino que él sólo se ha concretado a divulgar ese mensaje divino consistente en que cualquier actividad honrada puede ser un encuentro personal con Dios. Y se refiere a que los quehaceres honrados ordinarios y más comunes de cada día, los que realizan, por ejemplo: los profesionales, las amas de casa, las que están en el taller, en investigaciones científicas, los educadores y catedráticos, los taxistas, los campesinos, los obreros, los empleados de un comercio, los vendedores, etc. (www.opusdei.org/es-mx ). El 6 de octubre de 2002, el papa san Juan Pablo II canonizó a san Josemaría en la Plaza del Vaticano y le llamó “el santo de lo ordinario”.
Tenemos otro ejemplo más reciente y vinculado a nuestro país, el pasado 18 de mayo, la doctora en Ciencias Químicas, catedrática y Premio Nacional de Investigación Juan de la Cierva (1965), Guadalupe Ortiz de Landázuri, fue proclamada beata por el papa Francisco. Anteriormente, en marzo de 1950, había iniciado las labores apostólicas del Opus Dei con mujeres en México, entre personas de todas las clases y condiciones sociales. Inició una escuela para campesinas en Jonacatepec, Morelos, y han sido abundantes los frutos espirituales y apostólicos por toda esa zona morelense. También en varias ciudades de España, Italia y México con universitarias, amas de casa, intelectuales, catedráticas y profesionales, etc. Por ello escribía san Josemaría en “Camino”: “De que tú y yo nos portemos como Dios quiere –no lo olvides– dependen muchas cosas grandes” (Punto 755).
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