Cinco&Cinco: Dialogar con Jesús como con un amigo

En varias ocasiones, leemos en los Santos Evangelios que los Apóstoles, al observar que Jesús acostumbraba levantarse antes del amanecer y se retiraba a un huerto o a un descampado lugar para orar, largamente y de rodillas, con su Padre-Dios, ellos le ruegan: “Señor, enséñanos a orar”.

Desde que recibimos las clases de Catecismo, hemos aprendido que existen las oraciones vocales: Padre Nuestro, Avemaría, Gloria… y es un modo magnífico de alabar a Dios. Pero muchas veces se piensa que la otra forma de orar mediante la meditación personal, el lograr intimar con el Creador, manteniendo una oración de contemplación, es camino de unos cuantos privilegiados, y que para lograr eso hay que retirarse lejos del mundanal ruido y buscar silenciosos conventos, abadías… Pero no es así. El católico común y normal puede charlar con Dios con la sencillez y franqueza con la que se platica con la esposa, con amistades en la universidad, un colega en el trabajo.

El mejor lugar para hacer la oración mental es frente a Jesús Sacramentado; pero muchas veces, quizá por lo apretado de nuestra agenda o por cumplir con múltiples obligaciones, la podemos hacer también tranquilamente en el hogar, o incluso, caminando por un parque, en el Metro o en nuestro medio de transporte habitual, en medio de la calle, porque, si queremos, ¡nada impide nuestro diálogo habitual con el Señor!

¿Y por qué tenemos necesidad de la oración de meditación? Porque Quien nos ha creado nos ama con locura y anhela tener un diálogo personalísimo con nosotros, todos los días, de tú a tú, sin anonimatos. Y le vamos a platicar de las cosas ordinarias que nos suceden en el centro escolar o en el trabajo.

Doy el testimonio que a mí me costó mucho esfuerzo el distinguir la oración verbal de la oración mental. Otras veces la confundía con ponerme a leer y leer hasta que se cumpliera el tiempo destinado a la meditación. Hasta que me encontré una serie de selectos textos de San Josemaría Escrivá de Balaguer para hablar a solas con Dios y la fortuna de tener a un buen director espiritual que me insistía, una y otra vez: “¡Pero cuida que tu oración sea realmente conversación, diálogo de amigo al Amigo!”

Esto lo comento porque se han publicado una colección de pequeños libros titulados: 5&5 (1) y me llevé una grata sorpresa en su lectura, porque es una reflexión asequible y con interesantes contenidos para cada uno de los 365 días del año con sus días festivos, biografías de santos, novenas y triduos ante una solemnidad en la Iglesia, y temas claves, como: el amor a la Santa Misa, a la Eucaristía, a la Virgen María, al crecimiento en las virtudes naturales y sobrenaturales.

Son textos siempre salpicados de anécdotas y detalles conmovedores que hacen muy amena su lectura. Y el autor propone pedagógicamente: “Tan sólo te pido que hagas cinco minutos de meditación por la mañana y otros cinco por la noche” ¿Para qué? Para dedicarlos a conversar con Dios. Y en poco tiempo viene esa familiaridad, como mana el agua de una fuente, para tratar al Señor con más confianza y es el camino seguro para una profunda conversión interior. Considero que esta colección es una verdadera joya en la literatura espiritual contemporánea.

(1) Sada Fernández, Pbro. Dr. Ricardo, Cinco&Cinco, Editorial Minos III Milenio, México, 2012. Son 12 tomos mensuales de aproximadamente 130 páginas.

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