1) Para saber
Al tratar de la relación del hombre con todo aquello que lo rodea, el Papa Francisco señala que es preciso que el hombre restablezca la unidad perdida por el pecado. Una visión profunda de la ecología ha de restablecer esa unidad rota. ¿Cómo lograrlo? Mediante la Santa Misa, afirma el Papa. Por eso, participar en la Eucaristía el domingo tiene una importancia tan especial. Se nos ofrece como día de la sanación de las relaciones del ser humano con Dios, consigo mismo, con los demás y con el mundo.
Si el pecado provocó la ruptura, con la Santa Misa se eliminan las divisiones. Al comulgar el Cuerpo de Cristo, se establece una profunda “comunión”. Por eso se llama con ese nombre, porque “comunión” es establecer una “común unión”. Una unidad con Dios, pero también con los demás, al estar en la “Comunión de los santos”, que es la unidad que se da entre todos los bautizados unidos a Cristo por la gracia de Dios. Por eso, sólo podemos acercarnos a comulgar si nuestra alma está en gracia, si está en comunión con Cristo. De no estarlo, Dios ha establecido el sacramento de la confesión para recuperarla.
2) Para pensar
Cuenta un obispo polaco, Monseñor Majdanski, que durante la Segunda Guerra Mundial conoció a un diácono, llamado Karl, en los campos de concentración. Karl tenía tuberculosis, enfermedad que en aquella época era incurable.
En la cárcel estaba también un obispo francés, quien quiso ordenarlo, sabiendo que el diácono moriría irremediablemente.
Una vez ordenado, Karl se dispuso para celebrar su primera Misa, y la última, pues estaba por morir. Lo hizo en la fiesta de San Esteban, el 26 de diciembre de 1944.
Karl cuidó todos los detalles, se preparó con mucha emoción y atención, con oración y sacrificio, ofreciendo su enfermedad y su vida. La celebró con la mayor devoción posible, recitando cada palabra, como saboreándola. Era su única Misa celebrada y quiso aprovecharla al máximo.
El obispo Monseñor Majdanski, que relató este suceso, en ese entonces era un seminarista. Comenta que nunca olvidó esa misa. Recuerda que el sacerdote “tenaz y devoto, era la viva imagen de las palabras de San Pablo: Trabaja conmigo como un buen soldado de Cristo Jesús”.
Cabría pensar cómo sería nuestra participación en una Santa Misa si supiéramos que iba a ser la última de nuestra vida. Seguramente podríamos prepararnos un poco más y estar más atentos.
3) Para vivir
El domingo es un día profundamente espiritual: es llamado “Día del Señor”, porque es el día cuando el Señor subió victorioso junto al Padre. Ese día anuncia el descanso eterno del hombre en Dios. La espiritualidad cristiana incorpora el valor del descanso y de la fiesta. El peligro, señala el Papa Francisco, es olvidar el sentido del domingo y reducirlo a obras infecundas e innecesarias, a un mero no hacer nada.
Es un día de comunión que nos cuida de un activismo vacío, donde se hacen muchas cosas pero sin el sentido de unión con Dios y con los demás. Ese día nos recuerda que no sólo hemos de buscar el beneficio personal.
Si lo cuidamos, el domingo, cuyo centro es la Eucaristía, derramará su luz sobre la semana entera y nos motivará al cuidado de la naturaleza y de los demás.
@voxfides
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