En Facebook hay un interesante video que me vino a la mente al conocer una trágica noticia que pasó en México. El video muestra cómo los niños repiten lo que ven en los adultos. ¿La razón? Reciben el influjo de los mayores y, por tanto, los imitan sin muchas veces hacer un concienzudo ejercicio crítico acerca de lo bueno o malo de esas acciones.
El video es éste:
https://www.youtube.com/watch?v=Evc2-9n1j6c
Y ahora vamos a la segunda parte, que es la -todavía- menos buena.
Se trata de un hecho real y lo resumo así: unos niños de entre 12 y 15 años secuestran a otro de 6 y lo linchan “por juego” (no me atrevo a entrar en más detalles porque realmente son desgarradores. Remito a lo que refiere el diario español ABC en El niño asesinado en México por cuatro adolescentes fue apedreado y ahogado con un palo, 19.05.2015).
El artículo referido menciona hacia el final que: “… a los adolescentes «no se les fue la mano», sino que tuvieron muestras de sadismo sexual y forman parte de “una nueva generación de psicópatas de esa edad a punto de brotar” producto de la violencia desatada en los últimos años en Chihuahua, uno de los estados más castigados por la guerra despiadada entre cárteles”.
El ambiente en que muchos niños están creciendo es el de la violencia. En México en particular, se trata de un tipo de violencia vinculada al narcotráfico, la corrupción y los secuestros. Ese ambiente es percibido como “natural” y, por tanto, imitable.
Recuerdo también que hace tiempo leí un post con una reflexión interesante acerca de los videojuegos. Quien lo hacía, contaba que una vez uno de sus hijos invitó a un amigo a casa para jugar play-station. Al llegar, el amigo traía consigo un disco con un videojuego particular. Ella, en cuanto mamá, se preocupó por ver qué tipo de juego era, y al darse cuenta que era uno de violencia en que quien ganaba era el que mataba a más personas, entonces no les permitió jugar.
Es un hecho que hoy por hoy todo ese mundo de los videojuegos también llega a ejercer un influjo en quienes los juegan. Y tanto esto, como lo otro que hemos referido, debería llevarnos a pensar en el interés que se está poniendo, tanto como sociedad como en la propia familia, en torno a lo que los niños perciben como conductas dignas de imitación.
En este sentido, sin disminuir en absoluto la culpabilidad en torno al hecho concreto arriba citado, sí es una buena ocasión para pensar en esas otras “culpas sociales” que, en definitiva, son las que facilitan este tipo de hechos.
@voxfides
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