1) Para saber
Coincidiendo con el “Día de las Madres” de estos días, el Papa Francisco quiso tratar sobre la belleza del matrimonio cristiano. Recordó que no se trata simplemente de una ceremonia que se hace en la iglesia, con las flores, el vestido, la foto… El matrimonio cristiano es mucho más: es un sacramento que tiene lugar en la Iglesia y que hace a la Iglesia, dando comienzo a una nueva comunidad familiar.
Seguramente con el beneplácito de las esposas, el Papa se dirigió especialmente a los esposos y les recordó que San Pablo pide al marido que ame a su esposa “como al propio cuerpo”, que la ame “como Cristo amó a la Iglesia y se entregó por ella”. Por ello, dirigiéndose a ellos, les preguntó: “¿Pero ustedes maridos que están aquí presentes, entienden esto? Amar a la propia mujer como Cristo ama a la Iglesia. ¡Éstas no son bromas, es serio! El efecto de este radicalismo de la dedicación pedida al hombre, por el amor y la dignidad de la mujer, sobre el ejemplo de Cristo, debe haber sido enorme en la misma comunidad cristiana”.
2) Para pensar
Se cuenta que una enfermera recibió en la clínica a un hombre de cierta edad que necesitaba que le curaran una herida en la mano. Tenía bastante prisa, y mientras lo curaba, la enfermera le preguntó qué era aquello tan urgente que tenía que hacer. El hombre le contó que su mujer vivía desde hacía ya algún tiempo en una residencia de ancianos, ya que tenía Alzheimer avanzado, y él iba todas las mañanas a desayunar con ella.
Mientras le terminaba de vendar la herida, la enfermera le preguntó: “¿Se alarmaría mucho su esposa si usted llega tarde esta mañana?”
“No -respondió el hombre-; mi mujer no sabe quién soy. Hace cinco años que ya no me reconoce”.
La enfermera, algo extrañada, volvió a preguntar: “Entonces, ¿por qué esa necesidad de estar con ella todas las mañanas?”
El hombre sonrió y le dijo: “Ella no sabe quién soy yo, pero yo todavía sé muy bien quién es ella”.
Como decía un autor: “Es que el verdadero amor no se reduce a lo físico o a lo romántico; el verdadero amor es la aceptación de todo lo que el otro es, de lo que ha sido, de lo que será… y de lo que ya nunca podrá ser”.
3) Para vivir
El sacramento del matrimonio es un gran acto de fe y de amor: muestra el coraje de vivir aquel amor que empuja a seguir adelante. La vocación cristiana lleva a amar sin reservas y sin medida: es lo que está en la base del libre consentimiento que constituye el matrimonio. Por eso, los esposos cristianos participan en la misión de la Iglesia. El Papa comentó: “¡Se necesita coraje para eso, eh! Por esto, cuando yo saludo a los flamantes esposos, digo: “¡He aquí los valerosos!” Porque se necesita coraje para amarse así como Cristo ama a la Iglesia”.
El Papa invita a los matrimonios a interrogarse con seriedad: ¿aceptamos completamente, este vínculo indisoluble de la historia de Cristo y de la Iglesia con la historia del matrimonio y de la familia humana? ¿Estamos dispuestos a asumirnos seriamente esta responsabilidad, es decir, que todo matrimonio va en el camino del amor que Cristo tiene a la Iglesia?
¡Esto es grande! Es la ruta del amor: se ama como ama Dios, para siempre.
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