Te explicamos la importancia de la Sagrada Liturgia en la Iglesia

 

Queridos hermanos en Cristo.

 

Iniciamos en nombre de Dios esta audio-columna “Liturgia, lo que nos corresponde hacer”.

Recordemos que en nuestro encuentro anterior comenzamos a hablar ya de la Sacrosantum Concilium o Constitución sobre la Sagrada Liturgia, documento que va a ser nuestra fuente para muchas de nuestras próximas entregas en este espacio. También recordábamos los documentos promulgados en el Concilio Vaticano II los tipos y diferencias que existen entre ellos. Enunciábamos además los tipos de documentos que el Papa puede promulgar como Vicario de Cristo y de acuerdo al Derecho Canónico.

Pues bien, abordemos hoy de manera preliminar la Sacrosantum Concilium, un documento que consta de 130 números que constituyen 7 Capítulos y que iremos estudiando en este espacio.

Partiremos de un tema importantísimo “La Naturaleza e Importancia de la Sagrada Liturgia en la vida de la Iglesia”, el fundamento necesario para poder comprender nuestras próximas reflexiones.

Colaborar en una celebración litúrgica no debe ser entendido como solamente prestar un servicio, pues en la Iglesia esa participación es verdadero Ministerio, por lo que es sumamente importante conocer y comprender el verdadero sentido de la acción celebrativa y santificadora de la Iglesia, acción que realiza a través de signos, de personas, de palabras y de cosas. Y es que es muy difícil animar una celebración sin tener los elementos fundamentales, pues corremos el gran riesgo de convertirla en algo muy distinto a lo que es. Por eso es que en ocasiones encontramos en nuestras celebraciones elementos que favorecen el encuentro con Cristo y otras veces con elementos que sólo nos distraen.

La Naturaleza e Importancia de la Sagrada Liturgia en la Vida de la Iglesia se encuentra explicada en los 13 primeros números de la Sacrosantum Concilium.

Pero habrá que preguntarnos algo antes de proseguir.

¿Cuál fue el objetivo de esta Constitución Apostólica?

El objetivo fue el Fomento y Reforma de la Sagrada Liturgia.

Y ¿Cuáles son las claves de lectura de todo el documento, es decir, cuál fue su espíritu?

En primer lugar, el que la Liturgia ayudase a acrecentar la vida cristiana de los fieles. Esto es muy importante, pues cuando nosotros estamos en un equipo de animación litúrgica, no debemos olvidar que lo que hagamos es para acrecentar la vida cristiana de los fieles que están participando en la celebración.

En segundo lugar, acomodar la liturgia a la situación de los tiempos del Concilio Vaticano II, revisar aquellas instituciones que necesiten ser revisadas, tomando en cuenta las circunstancias de ese momento de las personas, del pueblo de Dios.

Y aquí hacemos énfasis que el verbo latino es “accommodare”, que en español se ha traducido como adaptar y que ha traído graves problemas, por eso es mejor utilizar el término adecuar.

El problema con la palabra “adaptar”, es que muchas veces significa “alterar la naturaleza de la cosa”; en cambio, acomodar o adecuar implica respetar la naturaleza de la cosa, y me permito poner un ejemplo burdo para fines didácticos: Imagínense que en una comunidad alguien dijera: ‘esta bañera para bebé me gusta como para pila bautismal en la nueva parroquia’. Eso es adaptar una cosa que ha nacido con otro objetivo y utilizarla para un fin totalmente distinto a su naturaleza; o decir: ‘este sofá está bueno como para sede, pues el sacerdote va a estar muy cómodo y hasta puede descansar’. Volvemos a ver que el sofá no fue hecho para ser sede. El adaptar es muchas veces violar la naturaleza de la cosa. En cambio, el verbo adecuar nos ayuda a entender el respeto por la naturaleza de la que hablamos, verbigracia, si hay un altar que está pegado a la pared y las disposiciones del Concilio Vaticano II nos dicen: ‘despéguese el altar de la pared y colóquese en el centro del aula celebrativa’. Esto sí se puede hacer, porque su naturaleza es de altar, y si no se pudiera separar, entonces lo más correcto es dejarlo ahí y construir uno nuevo de acuerdo al estilo arquitectónico del aula celebrativa, del templo.

Lo mencionado anteriormente a nivel de un símbolo litúrgico sirve también para el caso de un texto, porque una cosa es adaptar una oración, en donde a veces se le quita toda su naturaleza, y otra adecuar. Por ejemplo, si una oración fue hecha para bendición de animales, no podemos utilizarla para la bendición de un hogar, y lo mismo sucede en los coros: “Esta canción de Andrea Bocceli está buenísima como para el momento del matrimonio, que canten ‘Por ti volaré’”; y no, fue hecha para otra cosa.

Por eso es importante conocer el espíritu de la Sacrosantum Concilium, cuya segunda clave de lectura es acomodar, adecuar, respetar la naturaleza de las cosas, aplicándola a las circunstancias concretas de las personas en el tiempo del Concilio Vaticano II.

La tercera clave de lectura o espíritu del documento es buscar la unidad de todos los cristianos. Nuestras celebraciones deben tener esa dimensión ecuménica. Luego entonces, las celebraciones litúrgicas deben de trabajar por la unidad, la comunión de todos los que creemos en Cristo y, de manera particular, de todos los que participamos en una celebración litúrgica.

Y la cuarta clave de lectura o espíritu del documento, es la de celebraciones litúrgicas abiertas, para despertar el interés en aquellos que están fuera de la Iglesia y se sientan atraídos a este rebaño donde está el único Señor.

Pues hermanos, hasta aquí la participación de hoy. Me despido de ustedes con cariño al grito de “VIVA CRISTO REY”. Soy Fernando Limón, hasta la próxima.

 

mm@yoinfluyo.com


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