Fiesta de San Rafael Guízar Valencia 2016; La vocación a la santidad

Muy queridos hermanos y hermana:

La canonización de San Rafael Guízar Valencia, el pasado sábado 15 de octubre del presente año 2016 celebramos los diez años de la canonización, realizada en la ciudad de Roma y presidida por el Papa Benedicto XVI, del Quinto Obispo de Veracruz San Rafael Guízar Valencia, el más grande evangelizador del Estado de Veracruz durante la primera mitad del siglo XX.

La canonización, presidida ordinariamente por el Papa, es la coronación de un proceso eclesiástico, primeramente realizado en el Tribunal diocesano. Y posteriormente en la Congregación para las causas de los Santos, en la Santa Sede Romana, sobre la fama de santidad y la práctica heroica de las virtudes cristianas especialmente las teologales: la fe, la esperanza y la caridad, así como las cardinales: la prudencia, la fortaleza, la justicia y la templanza.

Durante el desarrollo positivo de la Causa de Santidad, el candidato recibe primeramente el título de Siervo de Dios, y luego de Siervo de Dios Venerable. Para poder llegar a la Beatificación y luego a la Canonización.

Es necesaria la presentación y comprobación de un milagro realizado por Dios, con la intercesión del candidato propuesto, para ser primeramente beatificado y, finalmente canonizado, esto es, ingresar a la Lista o Canon de los Santos que pueden tener culto universal de veneración, autorizado por la autoridad eclesiástica.

Rafael Guízar Valencia, el santo Obispo de Veracruz, por la gracia de Dios y los oficios de tres promotores diocesanos, y dos residentes en Roma, llegó a la meta de un proceso comenzado desde el año 1952 y es un excelente testimonio de cómo vivir la santidad, es decir, la unión con Dios, para los obispos, los sacerdotes, las consagradas y los fieles laicos. Es también un eficaz abogado ante Dios, avalado por los hermosos milagros que el Señor ha concedido por su intercesión a varios de sus devotos.

Sumario cronológico del proceso de Canonización de San Rafael.

1. El 6 de junio de 1938. Muere Monseñor Rafael Guízar Valencia, Obispo de Veracruz en la ciudad de México. Su cuerpo es trasladado a su sede episcopal de Xalapa y sepultado el 8 del mismo mes en el Cementerio de la Calle 20 de Noviembre de Xalapa. Multitudes se volcaron a despedir sus restos mortales.

2. El 28 de mayo de 1950 se realiza la exhumación del cadáver del Obispo Rafael Guízar Valencia, el cual se encontró incorrupto y fue trasladado a la Catedral de Xalapa, donde el 7 de junio se hace la reinhumación del cuerpo en la Capilla de Santa Teodora y comienza a aumentar la fama de santidad y la devoción popular.

3. Del 3 de septiembre de 1952 al 8 de mayo de 1954 se realiza el Proceso Diocesano Informativo: se revisa que los escritos editados e inéditos no contengan algo que atente a la fe y buenas costumbres. También se analiza la fama de santidad, virtudes, milagros atribuidos y no culto. Todo se envió a Roma, quien después de analizar minuciosamente todas las actas, emitió el decreto de Introducción de la causa. Fue Monseñor Manuel Pío López (Obispo de Xalapa de 1939-1968) quién inició el proceso, teniendo como Vice Postulador al Sr. Cango. Justino de la Mora y posteriormente al Padre Agustín Fuentes. A Monseñor Guízar se le comenzó a llamar “Siervo de Dios”.

4. Del 1 de octubre de 1974 al 20 de diciembre de 1975 se realiza el Proceso Apostólico. Con la intervención y autoridad de la Santa Sede se investigó judicialmente sobre la santidad, virtudes y milagros del Siervo de Dios Rafael Guízar Valencia, Obispo de Veracruz, México.

5. El16 de enero de 1978 se realiza el Sumario e información del proceso apostólico en Roma para la declaración de las virtudes heroicas del Siervo de Dios Rafael Guízar Valencia.  

6. El 27 de noviembre de 1987: Se decretaron las virtudes heroicas. El Siervo de Dios Rafael Guizar recibió el título de “Venerable”.

7. De 1989 a 1992 se realiza en la Arquidiócesis de Xalapa el Proceso “Super Miro”. Para proceder a la Beatificación se necesitó instruir un proceso de un milagro. En la antigua legislación se pedían dos milagros, en la nueva bastaba sólo uno. El milagro consistió en que una mujer estéril genéticamente concibió un hijo por intercesión del Venerable Siervo de Dios Monseñor Rafael Guízar Valencia. Hubo anteriormente otros “milagros” que fueron rechazados. Con el actual Vice Postulador P. Rafael González se instruyó el milagro y fue aceptado por la Congregación de los Santos.

8. El 29 de enero de 1995 se celebra la Solemne Misa de Beatificación en la Basílica de San Pedro en el Vaticano presidida por Su Santidad Juan Pablo II.

9. En el año 2004 se efectúa en la Arquidiócesis de Xalapa el Segundo Proceso “Super Miro”. La Apertura fue el 8 de julio y la Clausura el 12 de septiembre. Para proceder a la Canonización se necesitaba otro milagro. Este consiste en el nacimiento de un niño que a las 31 semanas de gestación se le detectó paladar hendido y labio leporino. El niño nació completamente sano. Todo consta en estudios médicos de gabinete.

10. El 18 de mayo de 2005 se realiza la Aprobación unánime del milagro por la Comisión Médica Vaticana integrada por cinco médicos peritos.

11. El 15 de noviembre de 2005 se otorga el Voto favorable de parte de la Comisión de Teólogos.

12. El 21 de marzo de 2006 se emite el Voto favorable de la Comisión de Cardenales y Obispos.

13. El 28 de abril de 2006 el Papa Benedicto XVI emitió el Decreto “Super Miro” donde reconoce la autenticidad del milagro atribuido al Beato Monseñor Rafael Guízar Valencia.

14. El 1 de julio de 2006 el Papa Benedicto XVI, reunido en Consistorio, fijó la fecha de canonización para el 15 de octubre de 2006, memoria de Santa Teresa de Jesús, en la Plaza de la Basílica de San Pedro, en Roma, Italia.

El proceso diocesano

En el documento titulado: Posiciones y Artículos sobre la fama de santidad y sobre las virtudes en general y en especial del Siervo de Dios, el Excelentísimo y Reverendísimo Señor Doctor Don Rafael Guízar y Valencia, Obispo de Veracruz, en la República de México (1878-1938), publicado en la Ciudad de Xalapa de la Inmaculada en el año de 1952, se narra una breve reseña de la Vida del Siervo de Dios, sus virtudes heroicas, sus dones sobrenaturales y su fama de santidad. Ahí se afirma que ejerció todas y cada una de las Virtudes Teologales (Fe, Esperanza y Caridad) y Cardinales (Prudencia, Justicia, Fortaleza y Templanza), en grado heroico, esto es, de un modo que supera en perfección al común de los hombres. Se conservó en este modo de ser hasta su muerte, demostrando en las cosas arduas y difíciles, fortaleza y prontitud para emprenderlas y sufrirlas todas por amor de Dios. Una expresión suya era: “Señor, yo te amo y te quiero amar como nadie te ha amado sobre la tierra”.

La Beatificación

El Domingo 29 de enero de 1995, en la Patriarcal Basílica de San Pedro, el Papa Juan Pablo II presidió la Santa Misa por la Beatificación de los siervos de Dios Rafael Guízar Valencia, Obispo de Veracruz, México; Modestino de Jesús y María, Presbítero italiano de la Orden Franciscana de los Frailes Menores; Genoveva Torres Morales, Virgen española, Fundadora de las Religiosas del Sagrado Corazón de Jesús y de los Santos Ángeles; y Grimoaldo de la Purificación Santa María, Religioso italiano de la Congregación de los Pasionistas.

La Canonización

La Iglesia de México celebró con gozo la canonización del primer santo Obispo mexicano y también el primero nacido en el Continente americano: Rafael Guízar Valencia (1878-1938). El Papa Benedicto XVI lo proclamó santo el 15 de octubre del año 2006 junto con Felipe Smaldone, fundador del Instituto de las Hermanas Salesianas de los Sagrados Corazones, Rosa Venerini, fundadora de la Congregación de las Maestras Pías Venerini y Théodore Guérin, fundadora de la Congregación de las Hermanas de la Providencia de Santa María “Ad Nemus”. San Rafael Guízar, antes de ser nombrado Obispo de Veracruz, también realizó el intento de fundar una Congregación Religiosa, los Misioneros de Nuestra Señora de la Esperanza, conocidos como Esperancistas, pero las vicisitudes históricas de su Patria no se lo permitieron.

La Vocación universal a la santidad

El Capítulo 5 de la Constitución sobre la Iglesia, del Concilio Vaticano II, presenta la Vocación universal a la santidad en la Iglesia. La fe confiesa que la Iglesia no puede dejar de ser santa porque Cristo, que juntamente con el Padre y con el Espíritu es el “Solo Santo”, amó a su Iglesia como a su esposa, se entregó por ella para santificarla, la unió a sí mismo como su propio cuerpo y la llenó del don del Espíritu Santo para gloria de Dios. Por eso todos en la Iglesia, pertenezcan a la Jerarquía o sean regidos por ella, están llamados a la santidad, según las palabras del Apóstol: “Lo que Dios quiere de Ustedes es que sean santos” (1 Tes 4, 3; Ef 1, 4). Esta santidad de la Iglesia se manifiesta sin cesar y debe manifestarse en los frutos de la gracia que el Espíritu produce en los fieles.

El Papa Juan Pablo II, en su Carta Apostólica “Novo Millennio Ineunte” al concluir el Jubileo del año 2000, nos invitó a caminar desde Cristo situando el camino pastoral de la Iglesia en la perspectiva de la santidad, a la cual estamos llamados todos sus integrantes. El Bautismo es una verdadera entrada en la santidad de Dios por medio de la inserción en Cristo y la inhabitación del Espíritu Santo y, por eso, los bautizados no podemos conformarnos con una vida mediocre, vivida según una religiosidad superficial y una moral minimalista. Los caminos de la santidad son múltiples y adecuados a la vocación de cada uno.

El mismo Papa Juan pablo II, en la Exhortación Apostólica postsinodal: El Obispo, Servidor del Evangelio (“Pastores Gregis” 13) dice que para el Obispo la llamada a la santidad proviene del mismo hecho sacramental que da origen a su ministerio episcopal. Sin embargo, también afirma que la Ordenación no infunde automáticamente la perfección de las virtudes y, por tanto, el Obispo está llamado a proseguir su camino de santificación con mayor intensidad, para alcanzar la estatura de Cristo, el hombre perfecto. Los Obispos encontramos un gran estímulo en el ejemplo de los Pastores Santos como Rafael Guízar, ya que nos ayudan tanto en nuestra vida como en nuestro ministerio, en nuestra espiritualidad y en nuestro esfuerzo por adaptar la acción apostólica a los tiempos actuales. Cada Diócesis y Provincia eclesiástica ha de procurar celebrar a sus propios Santos Obispos y recordar a los Pastores que han dejado en el pueblo una huella especial de admiración y cariño por su vida santa y su preclara doctrina (Cf. PG 25).

La causa del Padre Juan Manuel Martín del Campo

Desde mi llegada como Arzobispo en junio de 2007, me he preocupado por el fomento de la santidad en nuestra querida Arquidiócesis de Xalapa, comenzando por el mayor conocimiento y valoración de San Rafael Guízar a través de la Oficina Arquidiocesana de las Causas de los santos, visitas de la Reliquia insigne, conferencias, libros, videos y una radionovela. También hemos promovido el conocimiento y veneración del Beato Ángel Darío Acosta, especialmente en las celebraciones eucarísticas y su fiesta en la parroquia de Naolinco, su lugar de origen. Finalmente, con la introducción de la Causa del P. Juan Manuel Martín de Campo, quien por la gracia de Dios, el apoyo del Tribunal diocesano y los excelentes oficios del Vice-Postulador P. Rafael González ya ha sido aprobado por la Santa Sede como Siervo de Dios Venerable. Les ruego encarecidamente a todos Ustedes que multipliquemos la oración para que Dios nos conceda el milagro que lo ha de conducir a su esperada Beatificación.

Muy queridos hermanos y hermanas:

El testimonio de una vida espiritual y apostólica plenamente realizada, como la de San Rafael Guízar Valencia, sigue siendo hoy la gran prueba de la fuerza del Evangelio para transformar a las personas y comunidades, dando entrada en el mundo y en la historia a la santidad misma de Dios. Esperamos que siga siendo también un motivo de esperanza para las nuevas generaciones y les sirvan de inspiración para el exigente compromiso de renovar en Cristo a la sociedad de nuestro tiempo.

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