La presencia de la Virgen de Guadalupe del Tepeyac en México

 

El poeta mexicano Octavio Paz (Premio Nobel de Literatura 1990) llegó a afirmar que el 12 de diciembre es una fecha central en el calendario emocional de México. Paz llegó a escribir:

“Nuestro calendario está poblado de fiestas. Ciertos días, lo mismo en los lugarejos más apartados que en las grandes ciudades, el país entero reza, grita, come, se emborracha y mata en honor de la Virgen de Guadalupe o del General Zaragoza… Durante los días que preceden y suceden al 12 de diciembre, el tiempo suspende su carrera, hace un alto, y en lugar de empujarnos hacia un mañana siempre inalcanzable y mentiroso, nos ofrece un presente redondo y perfecto, de danza y juerga, de comunión y comilona, con lo más antiguo y secreto de México. El tiempo deja de ser sucesión y vuelve a ser lo que fue, y es, originariamente: un presente en donde pasado y futuro al fin se reconcilian” [Paz, 1998, p.18].

En este mismo sentido, durante el siglo XX se decía a nivel popular que había tres figuras que no se podían tocar, es decir, que no se podían criticar: la figura Presidencial, el Ejército y la Virgen de Guadalupe.

La devoción a la Virgen de Guadalupe se ha vuelto la espina dorsal de la religiosidad popular mexicana, estando presente en momentos muy importantes de la historia de México.

Así sucedió en la Guerra de Independencia de la Nueva España con Miguel Hidalgo y Costilla, párroco de Dolores, quien se levantó en armas adoptando como bandera de su ejército insurgente el estandarte con la imagen de la Virgen de Guadalupe. Con José María Morelos y Pavón, quien se manifestó como un guadalupanista, pues en su histórico documento: “Los Sentimientos de la Nación”, en su número 19 señala:

“Que en la misma nueva legislación se establezca por ley constitucional la celebración del 12 de Diciembre en todos los pueblos, dedicados a la Patrona de nuestra Libertad, María Santísima de Guadalupe, encargando a todos los pueblos la devoción mensual”.

Al consumarse la Independencia el 27 de septiembre de 1821, Agustín de Iturbide decidió crear la Orden de Nuestra Señora de Guadalupe como máxima distinción nacional para premiar a los hombres destacados al servicio de la patria.

Años más tarde, en agosto de 1858, el entonces presidente de la República, Benito Juárez García, declararía fiesta nacional el 12 de Diciembre.

La Revolución mexicana trajo consigo otro momento de presencia Guadalupana en la historia de México en la figura de Emiliano Zapata, cuyos campesinos portaban sombreros enormes en los cuales colocaron imágenes de la Virgen de Guadalupe.

Todo lo anterior no es sino una muestra del profundo significado que tiene la Virgen de Guadalupe para México.

 

Bibliografía:

– Paz, Octavio (1998) El Laberinto de la Soledad. México. Fondo de Cultura Económica.

 

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