La Puerta de la misericordia

1) Para saber

Ha comenzado un Año Nuevo y no es casualidad que el primer mes se llame “enero”. Ello se explica remontándonos a su origen.

La palabra “enero” viene de “ianuarius”, que a su vez proviene de “ianua”, que quiere decir puerta: se deja el año que termina y se pasa al año que comienza. Por ello, Iano (Jano), que era una mítica figura divina, se le representaba con dos caras, una mirando hacia atrás y otra hacia delante, pues sabía lo pasado y el futuro; era bifronte, con dos frentes, como las puertas.

Una puerta también es signo de Cristo por varias razones. El nacimiento de Jesucristo repercutió en toda la historia profundamente, se podría decir que esa fecha configuró la historia del hombre como bifronte, la dejó partida en dos: un tiempo anterior y posterior. Por eso, todo cuanto había ocurrido antes y todo lo que suceda después habrá de fecharse con referencia a dicho acontecimiento, mediante las abreviaturas a.C. (antes de Cristo) y d.C. (después de Cristo), o su equivalente a. D. (anno Domini, año del Señor). Cada vez que alguien escribe una fecha, inconscientemente rinde homenaje al Hijo de Dios, que nació de santa María Virgen.

2) Para pensar

El Santo Padre ha explicado que “el Año Santo de la Misericordia ha comenzado en toda la Iglesia y se celebra en cada diócesis, como un signo visible del amor misericordioso del Padre y de la comunión universal”.

En la bula que escribió el Papa, la Misericordiae Vultus, establece que podrán ganar la indulgencia todos los fieles que “acudan a la Santa Iglesia Catedral o cualquiera de los templos jubilares designados y participen en la celebración de la santa Eucaristía o en una sagrada ceremonia reflexionando sobre la misericordia, haciendo la profesión de fe y orando por el Papa y sus intenciones, cualquier día del año; dicha gracia podrá ser aplicada por los fieles difuntos”.

Ha recordado que el amor de Dios se manifiesta en la misericordia y el perdón y, por eso, “amar y perdonar son el signo concreto y visible de que la fe ha cambiado nuestros corazones”. Y una manera de manifestarlo es a través del signo de atravesar la Puerta Santa.

3) Para vivir

El hecho de abrir una puerta con ocasión de un Año Jubilar se remonta al siglo XV. Fue el papa Martín V quien, en 1423, abrió por primera vez en la historia la Puerta Santa de la Basílica de San Juan de Letrán.

El Papa Francisco ha precisado que la Puerta simboliza al mismo Jesús y “cuando pasamos por ella manifestamos nuestra confianza en Él y el deseo de una verdadera conversión. Jesús nos anima a salir al encuentro de los demás para llevarles su amor”.

“Yo soy la puerta” dijo Jesús (Jn 10, 7.9). Cristo es la puerta a través de la cual vamos al Padre, alegría perfecta en la vida sin fin. Por eso, entrar por la Puerta Santa es un signo de dejar atrás el pecado para ir hacia Cristo.

El Santo Padre nos anima “a abrir la puerta del corazón para dejar entrar a Cristo y ser portadores de su misericordia”.

 

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