Los pequeños enseñan

La sonrisa construye la paz. Los pequeños también enseñan

1) Para saber

En una guerra, el capellán guardaba sus cosas en su maleta para ir a visitar unas aldeas atacadas, cuando irrumpieron en su casa los soldados enemigos: disparaban y atacaban contra quien se encontraban. Un soldado, con los ojos llenos de odio, con la bayoneta calada y dispuesto a matar, entró de imprevisto a la habitación del sacerdote misionero. A punto estuvo de atacarlo cuando el sacerdote hizo algo inesperado: Mirándole a los ojos le sonrió. El soldado se detuvo en seco. Quedó sorprendido por ese gesto. Hubiera esperado resistencia, miedo o violencia, pero esa sonrisa era algo nuevo para él. La sonrisa fue aplacándolo y serenamente empezó también a sonreírle. Bajó el arma y al ver que estaba empacando… ¡le ayudó a doblar su ropa!

Lo decía la Santa Madre Teresa de Calcuta: “La paz comienza con una sonrisa”. En su reciente viaje a Malta, el papa Francisco se refirió a la buena acogida que recibió. Se hizo realidad lo que San Pablo dijo de los de esta isla: que los habían recibido con una cordialidad fuera de lo común (cfr. Hech 28,2). El papa recordó que esta isla, en medio del Mediterráneo, recibió muy pronto el Evangelio debido al naufragio del barco en donde iba san Pablo, y han continuado con su carácter hospitalario.

El papa nos invita aprender a acoger a los demás, no solo a los migrantes, sino a todos: es un llamado general para que el mundo se vuelva más fraterno, y se salve de un “naufragio” que nos amenaza.

2) Para pensar

Una maestra y educadora, nos ofrece un consejo en la educación a los menores: “Enseñarles buenos modales a los niños es enseñarles acerca de la bondad, la consideración y el respeto” (Claire Stranberg). Si los niños aprenden a ser cordiales, hospitalarios y respetuosos, se estará construyendo una generación pacífica, donde imperará la caridad.

La isla de Malta, con ser pequeña, tiene mucho que enseñar a las grandes potencias, enfatizaba el Papa Francisco. Pues Malta representa, el derecho y la fuerza de los “pequeños”; de las Naciones pequeñas pero ricas de historia y de civilización, que llevan otra lógica tomada del Evangelio de Cristo predicado por san Pablo: la del respeto, la solidaridad y fraternidad; la lógica de la libertad y la convivencia.

3) Para vivir

La lógica de la cordialidad está amenazada por el secularismo y la pseudo cultura globalizada a base de consumismo, neocapitalismo y relativismo, señala el papa. Un secularismo que pretende apartar a Dios de la vida ordinaria.

Por ello el papa quiso visitar la “Gruta de San Pablo”, como un símbolo de volver a dirigirse a la frescura de los orígenes del Evangelio de donde hemos de beber. También visitó el Santuario mariano nacional de Ta’ Pinu, y se alegró de la confianza del pueblo maltés en Santa María, quien nos lleva siempre a lo esencial, a Cristo crucificado y resucitado. María nos anima a llevar el alegre anuncio del Evangelio, ¡porque la alegría de la Iglesia es evangelizar! El papa Francisco recordó a su antecesor san Pablo VI quien afirmaba que la vocación de la Iglesia es evangelizar; la alegría de la Iglesia es evangelizar: es la definición más bonita de la Iglesia, concluyó el papa.

 

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