Lágrimas de Misericordia

Hace apenas unos días, millones de mexicanos teníamos la gran ilusión de recibir en este bendito país al Papa Francisco; pero el tiempo se ha sucedido demasiado pronto, pues todo lo que comienza tiene que terminar.

El viaje papal ha sido de mucho beneficio, pues sus enseñanzas han tocado fibras sensibles de la conciencia de las personas. Ha sabido exhortarnos a modificar nuestra vida, pero no solamente con discursos, sino con su testimonio de vida, moviéndonos a ser misericordiosos.

No tan sólo en la despedida, sino en sus encuentros con nuestro pueblo mexicano, nos provocó lágrimas con frases que nos han llegado no únicamente al corazón, sino al alma.

Nos ha recordado que somos hijos de Dios y como tales merecemos sin distinción de personas preservar la dignidad de los demás.

El llanto provocado no es un fenómeno de euforia colectiva, sino un encuentro de amor entre millones de hermanos que unidos por él, nos viene a confirmar en la fe católica y a pedirnos que demos a conocer a Cristo.

Su gran capacidad de convocatoria no es por méritos propios, sino por una intervención directa del Espíritu Santo, quien se nos manifiesta a través de su persona, pues él es el Vicario de Cristo, es decir, su representante en la tierra.

Millones de personas con un nudo en la garganta y algunos sumamente emocionados, hemos dado infinitas gracias a Dios por habernos concedido la gracia de habérnoslo enviado a esta tierra bendecida de manera especial por la presencia permanente de la Santísima Virgen de Guadalupe.

Como padre espiritual de la Santa Madre Iglesia Católica, nos habló con ternura, pero de manera contundente. A pesar de su avanzada edad, nos mostró una gran energía, fuerza que nos testimonia su amor por abrazarse de la Santa Cruz, llevando al mayor número de personas, y tanto como le sea posible, el mensaje del Santo Evangelio.

Agradecemos a nuestro amado Sumo Pontífice Francisco su entrega a indígenas, presos, niños, jóvenes, familias e incluso su diálogo con nuestros gobernantes.

Sigamos siempre su recomendación cuando nos pide que no olvidemos orar siempre por él. Unámonos a orar diariamente al menos un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria por sus intenciones, que se refieren a pedir a Dios por cada uno de todos los seres humanos que conformamos el mundo.

Recordaremos siempre que los niños y jóvenes son la riqueza de México, y los adultos siervos de la Santísima Trinidad, hermanos de nuestro Señor Jesucristo, hijos de la Santísima Virgen María y fieles al Sumo Pontífice.

¡Dios lo siga bendiciendo Santo Padre Francisco y gracias por su entrega!

 

@voxfides

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