A pesar de la mortal pandemia que azota el mundo entero, en este 2021, Galicia –y con ella el resto de España– se visten de gala.
Y no es para menos puesto que, por caer en domingo la fiesta del Apóstol Santiago (25 de julio), siguiendo una tradición multisecular, nos hallamos en pleno Año Santo Compostelano.
Una vieja tradición así lo transmite. Una vieja tradición avalada por descubrimientos arqueológicos y datos científicos que dan fe de que, efectivamente, en la cripta de la catedral compostelana –justo bajo el Altar Mayor– se encuentra el sepulcro del Apóstol Santiago.
Así pues, cumpliendo rigurosamente un estricto ritual, habrá quien peregrine hasta Santiago con el fin de obtener la Compostela que es el documento oficial que acredita que se recorrió todo o parte del Camino que, partiendo desde Roncesvalles en los Pirineos llega hasta la ciudad del Apóstol.
En este Año Santo de 2021 miles –quizás millones si la pandemia no lo impide– serán quienes recorran los bosques gallegos deseando llegar a Compostela, cruzar la Puerta Santa, abrazar la escultura del Apóstol, pedir por las intenciones del Santo Padre y ganar una indulgencia plenaria.
Y es que, desde que el sepulcro fue descubierto, dicha tumba ha sido como un imán que ha atraído a millones de personas desde los más remotos rincones del orbe.
Sin embargo, tan piadosas peregrinaciones no siempre tuvieron un final feliz…
Especialmente si tomamos en cuenta lo que ocurrió en el año 997 de nuestra era.
Eran aquellos tiempos difíciles en que los reinos cristianos que ocupaban la parte norte de la península luchaban contra los moros que les habían arrebatado su territorio y que querían también arrebatarles su Fe.
Eran los tiempos del moro Almanzor, un fanático como jamás se ha visto a lo largo de los tiempos; un fanático que, después de someter pueblos enteros a sangre y fuego, tenía una obsesión: Llegar hasta Compostela, destruirla y profanar el sepulcro del Apóstol.
En una de sus sangrientas correrías, apoyado por un ejército de miles de musulmanes, Almanzor llega a Compostela, incendia la ciudad y entra en la catedral dispuesto a profanar la tumba sagrada.
La catedral se encuentra vacía, todos han huido. Solamente entre las penumbras puede verse una sombra: Se trata de un anciano monje que, con lágrimas en los ojos, le suplica al moro que respete tan sagrado lugar.
Nunca sabremos a ciencia cierta lo que pasó en realidad; lo que sí sabemos es que Almanzor decidió no profanar el sepulcro.
¿Qué fue lo que ocurrió? ¿Acaso un tipo duro y despiadado como era Almanzor se conmovió ante las lágrimas de un inerme anciano? ¿Temía que podría llegar pronto un ejército cristiano y atacarlo por la retaguardia? ¿O acaso tuvo una visión sobrenatural que lo amenazaba con graves desgracias si persistía en sus propósitos?
Repetimos: Nunca lo sabremos. En cambio, lo que sí sabemos es que Almanzor respetó la tumba, pero, a cambio, después de incendiar la ciudad, ordenó que las campanas de la catedral fuesen llevadas hasta Córdoba a hombros de cristianos.
En este Año Santo Compostelano de 2021 en que infinidad de peregrinos –si la pandemia no lo impide– llegarán hasta Compostela, vale la pena recordar que esto no podrían hacerlo si Almanzor hubiese profanado el sepulcro y quemado los restos.
Por este motivo, a nuestros amigos lectores, deseamos recomendarles una gran novela que está teniendo un éxito arrollador en España.
La obra se titula “Las campanas de Santiago” y su autora es Isabel San Sebastián quien ha tenido tal éxito escribiendo novelas históricas que todas sus obras superan ya los 450 mil ejemplares vendidos.
Una escritora fuera de serie que posee un encantador estilo literario que atrapa a sus lectores desde el momento en que empiezan a leer las primeras páginas.
Vale la pena citar unos párrafos que reflejas cual era el estado de ánimo de aquellas gentes al ver como los ejércitos de Almanzor estaban llegando a Compostela:
“Graves debieron ser nuestros pecados para que el cielo nos enviara este flagelo llamado Almanzor…Jamás sufrió la Cristiandad una embestida tan terrible ni estuvo tan cerca de sucumbir ante la hueste de la media luna”. (Las campanas de Santiago. Plaza y Janés. Página 205)
Pues bien, la novela citada trata de la embestida de Almanzor contra Compostela. En dicha novela los protagonistas principales son Tiago y Mencía, un matrimonio gallego que es separado tras la llegada de los moros.
Tiago cargando, junto con otros cautivos cristianos, las campanas de la catedral para mil penalidades en su marcha hacia Córdoba. Mencía, embarazada, huye internándose entre los bosques y sufriendo penas inimaginables.
Una historia de acción y aventuras que se lee con gran interés y que da fe de aquellos tiempos difíciles en que muchos creyeron que se acercaba el fin del mundo.
Una gran novela que recomendamos ampliamente a todos nuestros amigos lectores por ser obra de la escritora de novela histórica más leída en España en estos momentos.
Así pues, no lo olvidemos cuando entremos en la catedral compostelana: No todos han sido tiempos tranquilos pues hubo momentos tan, pero tan terribles, en los que la vida pendía de un hilo y en los que si muchos lograban salvar sus vidas era gracias a la infinita misericordia de Dios.
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