Las mentiras y contradicciones detrás de la Revolución Mexicana

 

 ¿Cómo están?, queridos radio oyentes; desde aquí, “Una Mirada en la Historia”.

En estos días se está celebrando un aniversario más de la llamada Revolución Mexicana. Como lo he comentado acá –y aquí parafraseo al gran escritor Enrique Flores Cano–, debemos de redescubrir el nuevo pasado mexicano, es decir, debemos de hacer un esfuerzo intelectual en enfrentarnos a la historia como es, con hombres buenos, virtuosos, pero con hombres que tuvieron errores terribles. Para Juan Antonio Crespo, la Revolución Mexicana ha sido una de las etapas que ha tenido mayores mentiras y contradicciones. ¿Por qué? Porque si nos vamos a la esencia de la Revolución Mexicana, al llamado Plan de San Luis, que no se hizo en San Luis Potosí, sino en Missouri, ¿qué es lo que pretendía la revolución de Madero? Pretendía dos cosas: derrocar a Porfirio Díaz Mori y el que hubiera elecciones democráticas.

Por tanto, el objetivo de la revolución, como dice Juan Jacobo Rousseau, hubiera terminado en las elecciones de 1911, cuando ganó el sufragio con Madero y Pino Suárez. Ahí hubiera terminado la revolución. Pero ¿qué es lo que pasó después del asesinato cruel de Madero y Pino Suárez? Todos los presidentes: Victoriano Huerta, Venustiano Carranza, Álvaro Obregón, Plutarco Elías Calles, y luego el “Maximato” de Calles, más los efímeros presidentes como Lascuráin o González, no quisieron ver por el bien de México, sino por el bien personal y familiar; y cuando se instituye el PNR el 4 de marzo de 1929, por el bien de los partidos.

Yo ahí comparto, queridos hermanos, la actitud que tuvo Zedillo en el 98 de ya no celebrar la Revolución Mexicana; lo hizo Fox, lo hizo Calderón, y hasta ahorita lo ha hecho, creo, Peña Nieto. No hay porqué celebrar. Si nosotros vemos las estadísticas de pobreza, de no alfabetización, de miseria, de salarios terribles, de injusta distribución de la riqueza, nos damos cuenta que después de 105 años, lamentablemente las cosas no han cambiado; y me voy a la economía. En aquél tiempo, el peso estaba a la par del dólar. Un dólar costaba un peso, un peso costaba un dólar. Si hoy vemos la triste realidad de nuestra patria, y los tres ceros que le quitó el gobierno de Salinas de Gortari al peso, hoy estaríamos hablando que nuestro peso no vale $16.30. Si le agregamos tres ceros, un peso valdría muchísimo.

Es por eso que, si yo sigo la definición de historia de Johan Huizinga, para mí la historia es el aspecto espiritual en que una cultura se da cuenta de sí misma, pues ciertamente fue la Revolución Mexicana, pero fue cambio de estafeta, fue cambio de poder. En tiempo de Porfirio Díaz era Don Porfirio Díaz con el grupo de los científicos y los latifundistas. Hoy es el presidente o el gobernador en turno con su camarilla, es decir, los que “gobiernan”, lamentablemente entre comillas. Los efectos de la Revolución no se han dado hasta el día de hoy.

Yo sí les invitaría que en ese aspecto seamos más cuidadosos en el lenguaje.

Que Dios los siga bendiciendo a cada uno de nosotros y precisamente hagamos un alto en nuestra vida, para que verdaderamente celebremos lo que haya que celebrar, y este lastre, como dice Edmundo O’ Gorman, la Revolución Mexicana fue un completo fracaso, pero sirve ahora para justificar la existencia de un partido político.

 

 

@voxfides

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