Martes 24 de septiembre de 2019, 14 horas. Un grupo de jóvenes, mujeres y hombres preparando todo lo necesario para la Mega Misión de la Arquidiócesis de México. En menos de 100 horas, el cardenal Carlos Aguilar presidirá la misa de envío en la basílica de Guadalupe en la cual se dará inicio formal a la repuesta de la Arquidiócesis a la convocatoria del papa Francisco que declaró el próximo mes de octubre como mes misionero extraordinario. Un ambiente alegre, a pesar de la comprensible tensión por el inicio del evento. Alegría, mucho entusiasmo, gente que va y viene.
El sacerdote Manuel Sánchez Padilla, encargado de la Pastoral Juvenil Vocacional de la Arquidiócesis, concede a SIGNIS México una entrevista. Primero, los números: asistirán al menos 5000 jóvenes misioneros sin contar con los feligreses de más de 1000 parroquias de la CDMX y de movimientos laicos.
El mes de la Mega Misión coincide con el DOMUND (Domingo Mundial de las Misiones, 20 de octubre) así como con eventos misioneros de las diversas vicarías de la Ciudad de México. Los temas de la Mega Misión cubrirán diferentes ambientes: Discapacidad, Pobreza, Cárceles, Ecología y Salud.
El mes de octubre se dedicará a eventos de formación de los misioneros para preparar lo que se ha llamado las “72 horas”: los tres días finales de la Mega Misión. El primer día, los misioneros estarán en los eventos de cada parroquia. El segundo día, participarán en asuntos de cada uno de los ambientes mencionados, con actividades como visita a los internos de los reclusorios, visitas a hospitales, refugios de indigentes, entre otros. El último día, la misa del cierre de la Mega Misión en la Catedral Metropolitana y un Mega Rally en el Centro Histórico.
Visto desde afuera, uno de los frutos más visibles de la Mega Misión es entusiasmar a los jóvenes para participar en este evento. Un fruto que ya se está dando: basta observar el entusiasmo de los jóvenes, su deseo de formarse, su disposición a dar voluntariamente largas horas de trabajo.
Un tema notable es la participación de los diferentes movimientos, que en otra época trabajaban un tanto por fuera de la estructura de las diócesis y escasamente colaboraban entre sí. Afortunadamente, esta colaboración ha sido cada vez más común, como es el caso de Juntos Por México, que ha logrado conjuntar a decenas de movimientos de casi todas las diócesis del país. Para la Mega Misión han estado colaborando movimientos misioneros como, por ejemplo, Juventud y Familia Misioneras, del Regnum Christi. Esta colaboración ha ayudado a que unos aprendan de los otros y todos ganen. Qué bueno, opino yo, que esta colaboración se esté dando entre las generaciones jóvenes que están logrando evitar el triste espectáculo de organizaciones católicas divididas entre sí.
No ha faltado quien señala que están faltando algunos elementos que tenían en otro tiempo las misiones. Por ejemplo, actividades de culto, predicación e impartición de sacramentos, por ejemplo: primeras confesiones y comuniones, confirmaciones y bautizos, así como matrimonios. Yo recuerdo, por ejemplo, que la llamada Gran Misión de 1962 tenía como actividad inicial un censo parroquial con el propósito de ubicar las deficiencias en la regularización de sacramentos y poder orientar la predicación para convencer a la población de ponerse al día en este aspecto.
En cambio, la Mega Misión se está enfocando en las obras de misericordia como, por ejemplo, visitar a los enfermos, a los encarcelados, atender a los pobres, entre otros. Un enfoque muy evangélico, centrado en el relato sobre el día final donde se nos pedirán cuentas de nuestros actos de misericordia más que de los actos de culto.
Es claro que la Mega Misión tiene un rostro joven, como dicen los organizadores. El empuje principal está orientado a jóvenes de hasta 25 años. Por otro lado, el llamado se hace a todos los católicos de la Arquidiócesis a quienes se les incluirá en las actividades que cada parroquia organice durante este tiempo de misión.
Un tema muy importante es la llamada post misión. En este mes misionero se ubicarán muchas necesidades que entender y, todavía más importante, líderes en potencia que podrían conducir a la iglesia de esta arquidiócesis en tiempos futuros. Es necesario buscar esos temas, a esos líderes y darles apoyo para que se logren los frutos que van más allá de un mes extraordinario. La gran tentación consiste en que, después de un mes de gran entusiasmo y esfuerzo, regresemos a nuestra situación normal y se pierdan los avances y los logros de esta Mega Misión.
El llamado es para todos los católicos de esta ciudad. Es necesario acercarnos a nuestras parroquias o a los movimientos laicales para ver qué eventos habrá y en qué podremos participar, en la medida de nuestras capacidades. De nosotros depende que este evento marque una diferencia en nuestra Iglesia.
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