Los niveles de generosidad / El verdadero regalo

1) Para saber

En su saludo por Navidad a los trabajadores de la Santa Sede, el Papa Francisco explicó el simbolismo de los regalos que habitualmente las personas se obsequian en Navidad.

En sus palabras, el Santo Padre expresó su deseo de “agradecer con ustedes al Señor por todos sus dones. Porque es cierto que en estos días se piensa en los regalos de Navidad, pero en realidad quien hace el verdadero regalo es Él, nuestro Padre, que nos dona a Jesús”.

2) Para pensar

Una persona elaboró una escala de generosidad, que puede ayudar a revisar con qué actitud y de cuánto estamos dispuestos a desprendernos:

Suponiendo que en un día muy helado un hombre anciano está en la calle temblando y entumido pidiendo algo para protegerse del frío.

En el nivel seis, que es el nivel más básico de dar a los demás, un hombre le da molesto una pequeña limosna para que vaya completando y, más que para ayudar, es para que deje de molestar.

En el nivel cinco, el hombre con mejor actitud le da una pequeña ayuda y esperando quedar bien ante sus conocidos.

En el nivel cuatro, el hombre le da lo necesario para un abrigo nuevo con buena actitud, pero con la intención de quedar bien y que se lo agradezcan.

En el tercer nivel, el hombre le da para comprar un abrigo con buena actitud y ya sin esperar nada a cambio.

En el segundo nivel, el hombre amablemente le da su propio abrigo sinceramente a otro hombre, sin esperar ninguna recompensa.

Y finalmente, en el primero y más puro nivel de dar a los demás, el hombre además de darle amablemente su abrigo nuevo sinceramente, se interesa por él: le pregunta su nombre y sobre su familia. Además, le entrega un sobre con dinero para que a su vez le regale algo a su familia. Es decir, le da más de lo que la otra persona espera.

Entonces el dar se hace con la misma sencillez que una flor emite su perfume, sin esperar nada a cambio y dando lo mejor de sí y de la mejor manera.

3) Para vivir

En esta época de dar regalos, invitaba el Papa Francisco a que esta bella tradición de intercambiar dones sea un reflejo del don que Dios nos hace, de su Hijo que nos lo da hecho hombre y nacido de la Virgen María.

El Señor este Año de la Misericordia que terminó desbordó sobre nosotros su misericordia. Se preguntaba el Papa: “¿Y toda esta gracia ha concluido con el fin del Jubileo? ¡No! Esta gracia está dentro de nosotros, porque nosotros debemos hacerla fructificar en la vida de cada día, ya sea en familia o en el trabajo o en todo lugar… La Navidad nos lo recuerda”, nos invita a ser generosos.

Y si los regalos suelen traer alegría, ante el regalo que nos da el Señor, nos da el motivo de mayor alegría. La Navidad nos vuelve a recordar este motivo para mantener la alegría durante el año. Así, nuestro agradecimiento ha de ser continuo.

Para concluir, el Santo Padre oró: que “el Señor los bendiga y la Virgen los proteja. Y ante el pesebre, acuérdense de rezar por mí”.

 

 

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