Hay muchas cosas por las que debemos diariamente de dar gracias a Dios, quien es el Creador de todos los hombres, sin importar raza o país de origen. Esto, por lo que debemos estar comprometidos a amarle sobre todas las cosas, son aspectos tan imperceptibles como el poder respirar, escuchar, ver, sentir, movernos, pensar y principalmente por nuestra capacidad de amar.
México, país consagrado a Dios por su idiosincrasia, y consolidada esa entrega a Él por la bendita aparición y permanencia de la Santísima Virgen de Guadalupe entre todos y cada uno de los compatriotas sin excepción, sufre de una compleja crisis moral, que se ha agudizado en este mes de mayo de 2016.
Con el pretexto de respetar la filosofía de “las minorías”, se ignora, ya no digamos el orden sobrenatural, sino también el orden natural, justificando los libertinajes propios de apetitos carnales de quienes confunden la libertad con el libertinaje.
Se ha dado autorización para que se legisle en favor de peticiones de personas que buscan un modo de vida que ellos denominan “preferencias sexuales”. Si bien es cierto que tienen capacidad de decidir, no por ello están actuando según los planes de Dios, autor de la Creación, quien hizo al hombre para la mujer exclusivamente.
La unión heterosexual es el único tipo de matrimonio facultado para formar la conciencia recta de hijos normales que busquen en la adultez el bien común.
El propiciar las uniones “gay” es definitivamente algo que se suscita por haber repudiado a Dios de la vida espiritual o ignorarle, tratando de vivir con el convencimiento de que la vida es para vivirse. La eternidad, para ellos es una falsa realidad.
Lo pernicioso de esta iniciativa de Ley, que ya se está manejando incluso ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación, es el hecho de involucrar a esos niños dentro del esquema de una legítima adopción.
Esto es un abuso de estos seres humanos, cuyo despertar sexual se pretende imponer burda y absurdamente desde sus primeros años de educación académica. Pero no se trata de una simple educación sexual prematura, sino de una distorsión de lo que es la real naturaleza de los seres humanos de acuerdo al propio sexo, que se fue formando desde su concepción.
Esta situación no es precisamente un cuento para infantes, sino la historia de TERROR más grave que se ha tenido y vivido en nuestro querido México. Más agresiva que la persecución religiosa del siglo pasado.
¿Somos en este momento histórico capaces de imaginar cómo va a estar deformada la mente de millones de niños, que dentro de veinte años serán jóvenes, cuyo desarrollo haya sido en un ambiente nocivo, inmoral, de egoísmo y anti-natura, donde no supieron lo que significa el rol de un padre o el de una madre porque crecieron en una relación homosexual?
Si estás leyendo este artículo, te recuerdo que ante Dios en esta situación de este eminente pecado social, es un gravísimo PECADO DE OMISIÓN al no actuar en consecuencia. Únete a apoyar con tu firma el movimiento social pro-familia.
¡Que Dios nos libre de que México se corrompa! Actúa por tus hijos y nietos, y divúlgalo no tan sólo a tus familiares, sino a los cuatro vientos, a todo aquel que se cruce en tu camino.
@voxfides
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