México le debe un reconocimiento a Don Porfirio Díaz

 

Muy buenos días a todos ustedes, su amigo y servidor, el Padre José Luis Bautista González, desde esta columna: Una Mirada en la Historia.

El pasado, ya un poco pasado 2 de julio, se celebró los 100 años de la muerte de Don Porfirio Díaz. Pienso yo que dos hombres, tanto Porfirio Díaz como Benito Juárez, han sido victimizados por la historia o santificados por la historia, pero en especial por aquellos que recomponen la historia, como decía el gran maestro Edmundo O’Gorman, “La Historia de los Vencedores”. A Don Benito Juárez se le ha mitificado, y pienso que el primero que lo mitifica es Don Porfirio Díaz; y en cambio, a Don Porfirio Díaz se le ha demonizado.

Pero, talvez si comparo yo la vida de Don Porfirio Díaz, con todo y que su último mandato de 1884 a 1911 gobernó a México durante 26 años y ciertamente se le considera como dictador, pero yo pienso que Don Porfirio Díaz nunca abusó del poder como lo han hecho otros; el no abusó del poder, él fue un hombre moderado. Ciertamente su error fue haber permanecido tanto en el mando; pero habría que hablar de sus beneficios. Él mantuvo al dólar a la par con el peso, o más bien, el peso a la par con el dólar. Tú, en aquel tiempo, podías cambiar un peso mexicano por un dólar. Hoy que estamos viviendo un dólar terrible, a 17 pesos por dólar, y si le agregamos los 3 ceros que quitó Salinas de Gortari, nuestro pobre peso estaría a 17,000 pesos por un dólar. Él, cuando salió del país, dejó una economía sana, porque había superávit; dejó más de 60 millones de pesos en las arcas, construyó cerca de 20,000 kilómetros de vías férreas, embelleció México.

De hecho, la historia afirma que él fue el primero en asfaltar las calles del Distrito Federal, y él también pacificó al país. Si recordamos, desde 1828 hasta el año 1884 hubo guerras intestinas, movimientos armados, guerra de castas, planes que derrocaban a un presidente y a otro; gobernaron al país más de 40 presidentes. El gran logro de Porfirio Díaz, es haber pacificado al país. Ciertamente había pobreza y había extrema pobreza; pero si comparo mi México lindo y querido con hoy, hoy en México hay una extrema pobreza; y aún si como historiador, aunque las comparaciones no son buenas, comparo el ejercicio en el gobierno de Napoleón Bonaparte con el ejercicio del gobierno de Porfirio Díaz, uno cuando va a París, ¡cómo idolatran a Napoleón Bonaparte!, y eso que Napoleón llevó a la quiebra a su país.

Pero lo importante aquí es que Francia perdonó a sus héroes y los ensalzó, y aquí lo que tendría que hacer México es saber perdonar aquellos puntos negativos de Don Porfirio Díaz. Imagínense, cuando él murió el 2 de julio de 1915, el Rey Alfonso XIII le habló a sus esposa Carmelita, porque le iba a dar un espacio en El Escorial, donde se entierran a los Reyes, y ella dijo: “no, porque mi marido quiere descansar en la Iglesia de La Soledad”; y de hecho, cuando uno va a Montparnasse, está la Virgen de la Soledad y la Virgen de Guadalupe.

Yo espero que nos interesemos en estudiar verdaderamente la figura de Porfirio Díaz, y espero como historiador que algún día, sus restos descansen en la Iglesia de La Soledad.

 

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