¿Necesito orar? Un ajo para vencer
Hoy en día, se quieren las cosas inmediatas. Sí se quiere mejorar, pero que sea rápido. Hay que aprender de las frutas, que requieren de tiempo para madurar.
Hoy en día, se quieren las cosas inmediatas. Sí se quiere mejorar, pero que sea rápido. Hay que aprender de las frutas, que requieren de tiempo para madurar.
La mujer poco a poco se va alejando de la Iglesia, sobre todo las generaciones jóvenes, que se dejan cautivar por los ideales del 8M.
De algo tan detestable como es el pecado, si conduce al arrepentimiento y al dolor de amor, produce frutos maravillosos de santidad.
Estamos en cuaresma, tiempo en el cual la iglesia compele a todos los católicos a hacer penitencia y ayunar durante cuarenta días y cuarenta noches en el desierto.
En la actualidad es muy fácil ver que las familias no duran unidas porque la sociedad nos ha llevado a la cultura de lo desechable, de lo líquido.
Redescubriremos así la paz, la alegría y la sonrisa que están dentro de nosotros y que el mundo busca arrebatarnos.
El que sólo piensa para sí mismo reduce su horizonte. Pensar en otros, ensancha el corazón.
Nuestros pecados, nuestras miserias e iniquidades son muchas, pero la misericordia de Dios es aún mayor y siempre nos perdonará mediante el sacramento de la confesión.
El amor no es envidioso por lo que debemos enseñar a nuestros hijos a alegrarse con la felicidad de los demás.
Se debe respetar la naturaleza y cuidar del planeta, pero como parte de nuestra responsabilidad extendida, nuestra responsabilidad con los hombres del mañana.
La comunión de los santos es un misterio de solidaridad en que nuestras acciones repercuten en los demás.
Como cada año, se llega el tiempo de la cuaresma, que no es otra cosa que un tiempo de preparación para la gran solemnidad de la Pascua.