Papa Francisco. Cuatro años en ocho ideas

Hemos cumplido cuatro años con el Papa Francisco. Quienes no son católicos pueden celebrar una voz razonable en medio del histérico griterío característico de nuestro mundo. Quienes somos católicos, además, tenemos mucho que agradecer a Dios. Propongo reflexionar en ocho ideas que han caracterizado su pontificado.

1.- Francisco es un hombre fiel al Evangelio, a la Iglesia, al magisterio y su bimilenaria tradición. Comprende que su labor es anunciar a Cristo, su vida, muerte y resurrección en, con y desde la Iglesia que él fundó. Esto ha despistado a las élites mediáticas que quisieron presentarlo como un progresista enfrentado a una Iglesia retardataria; pero también ha desconcertado a quienes confunden la Iglesia con un grupo de presión ideológica, bajo pretexto de un rígido código ético. Es tan simple. El Papa es católico, sin adjetivos.

2.- A través de homilías, sermones, audiencias, discursos, entrevistas, exhortaciones y encíclicas ha generado un mensaje que hunde profundas raíces en lo mejor de la historia de la Iglesia. El Evangelio y la tradición sólo se comprenden a través de la hermenéutica de la misericordia, tal y como Jesús nos enseñó. La ley y la doctrina son indispensables pues sin ellas no hay puerta a la libertad; pero sólo adquieren significado y fuerza en la misericordia. La verdad existe, no es un asunto de percepciones, pero se accede a ella a través de la caridad.

3.- Familia, matrimonio y vida son tres temas que marcarán el pontificado de Francisco, íntimamente vinculados en su Exhortación Apostólica Amoris Laetitia, producto de dos sínodos episcopales en los cuales la voz de la catolicidad se hizo sentir. Con gran valor, el Papa ha denunciado la ideología de género como la base de un nuevo colonialismo que los políticos e intelectuales occidentales quieren imponer al resto del mundo, a la par de la cultura promotora de la muerte cuyas joyas son el aborto, la eugenesia y la eutanasia. En la misma lógica, se engarza su denuncia contra el actual orden económico mundial, promotor de una economía que mata a las personas y atenta contra la naturaleza.

4.- Francisco ha denunciado con valor profético la cultura del descarte como paradigma de nuestro tiempo, la cual se configura por la asociación de la ideología de género, la promoción de la muerte de los “indeseables” y el orden económico. En esta cultura los seres humanos nos convertimos en cosas de desecho, intercambiables y redefinibles a conveniencia y servicio del gran Estado y del gran mercado.

5.- Ante una humanidad agobiada por la cultura del descarte, la catolicidad debe ser fiel a lo que siempre ha sido: no el museo de los santos, sino el gran hospital de campaña donde los descartados y pecadores encontremos amor, compasión, auxilio y defensa, como dijo la Virgen de Guadalupe a san Juan Diego, para ser restituidos en nuestra verdadera humanidad.

6.- Para cumplir su misión, la Iglesia debe salir a las periferias sociales y existenciales y abrazar a cada persona sin sentimentalismos mediocres. Nadie puede quedar excluido: jóvenes, niños nacidos y por nacer, ancianos, enfermos, discapacitados, migrantes, refugiados, perseguidos, pecadores. En suma, todos aquellos con quienes Jesús marcó el camino.

7.- Para anunciar el Evangelio y salir al encuentro de la humanidad el diálogo es el camino y la estrategia al mismo tiempo. Así, Francisco se ha convertido en el líder mundial que con más intensidad provoca y convoca encuentros diplomáticos, culturales, interreligiosos y ecuménicos.

8.- El mal, el diablo y el pecado son realidades que nuestra mediocre cultura “light” prefiere esquivar. Celebro el descaro con el cual el Papa denuncia el mal como una realidad objetiva, el engaño del demonio y el pecado. Nuestra libertad es puesta a prueba constantemente por el demonio, quien reta a nuestra conciencia y compromete nuestras decisiones. Volver a llamar a las cosas por su nombre, sin eufemismos, ha hecho mucho bien a La Iglesia.

Confundir ser “light” con ser misericordioso y el relativismo con la caridad, son dos tentaciones que han dañado gravemente la capacidad de los católicos para dar razones de nuestra esperanza.

En estos cuatro años, el entusiasmo evangélico de Francisco ha contagiado a la Iglesia, desde los católicos de a pie, hasta obispos y cardenales. Es excelente ocasión para unirnos en oración por el obispo de Cuernavaca, Ramón Castro y Castro, una vez más bajo acoso y persecución por autoridades corruptas. Un pastor con olor a oveja, como Dios manda.

@voxfides

@jtraslos

redaccion@yoinfluyo.com

jtraslos@unam.mx

* Las opiniones expresadas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor y no constituyen de manera alguna la posición oficial de voxfides.com


 

Artículos Relacionados