Queridos hermanos en Cristo, que gusto volvernos a encontrar en esta audio columna “LITURGIA, lo que nos corresponde hacer”.
En nuestro anterior encuentro platicamos ya que la liturgia es una ciencia, pero que antes de que la Sagrada Liturgia fuera dimensionada así, ésta era una vivencia de la comunidad, un intercambio de vida entre Dios y su Pueblo, entre EL PUEBLO y su Dios. Recordamos también su etimología de acción pública o acción del pueblo y los diferentes significados que tuvo la palabra Liturgia para los antiguos griegos, egipcios y para aquellos primeros Cristianos de la Iglesia Primitiva, y concluimos con la hermosa definición del CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA: La Liturgia es la celebración del Misterio de Cristo, y en particular de su Misterio Pascual. Mediante el ejercicio de la función sacerdotal de Jesucristo, se manifiesta y realiza en ella, a través de los signos, la santificación de los hombres; Y el cuerpo místico de Cristo, esto es la cabeza y sus miembros, ejerce el culto público que se le debe a Dios.
Ahora platicaremos sobre la génesis de lo que hoy conocemos como liturgia y que es el llamado “Movimiento Litúrgico”.
El Movimiento Litúrgico podemos dividirlo para fines de estudio en tres etapas:
* La etapa de gestación (1840 a 1909).
* La etapa institucional (1909 a 1943).
* La etapa universal (1943 a 1960).
Aunque en realidad más que una etapa el Movimiento Litúrgico es una serie de esfuerzos que surgen en diversos lugares de Europa con la vocación fundamental de renovar la liturgia, para que ésta cumpliera una misión de didascalia, es decir de enseñanza, de instrucción. En la antigua Grecia la didascalia era la enseñanza de una comedia o tragedia al coro y a los actores, en la literatura latina es el conjunto de notas, que a veces, al comienzo de una comedia daban noticias sobre su representación. Nosotros como ejemplo tenemos los prenotandos en el Misal Romano, que son nociones previas y que son muy importantes para que nosotros como católicos vivamos mejor la celebración de la Santa Misa, pues incluso nos indican las posturas litúrgicas entre otros puntos importantes, de los que más adelante platicaremos.
Entonces lo que buscaba esta misión de didascalia, enseñanza del pueblo Cristiano, era hacer más asequible y entendible la simbología propia de la liturgia.
Recordemos ahora a reconocidos exponentes del Movimiento Litúrgico.
Al Abad Próspero Guéranger (1805 – 1875) en Francia, a quien podemos llamar el Padre del Movimiento Litúrgico.
Al Abad Benedictino Lamber Beauduin de Bélgica.
A Otto Cassel en Alemania.
A Romano Guardini y al Cardenal Shuster en Italia e incluso al historiador Duchesne.
Y por supuesto a dos Papas que apoyaron fuertemente al Movimiento, San Pío X y Pío XII.
El Abad Próspero Guéranger, monje Benedictino, Abad de Solesmes, restaura a los Benedictinos en Francia, Investigan él y los que le siguieron documentos de la iglesia primitiva, los desempolvan.
¿Qué buscaban?
Buscaban textos bíblicos en los leccionarios, textos eucológicos en los sacramentarios (la eucología es la ciencia que estudia las oraciones y las leyes que rigen su formulación y también se le llama así al conjunto de oraciones contenidas en los formularios litúrgicos), y buscaban también textos de los Padres de la Iglesia.
El Abad Guéranger propone y busca la romanización de la liturgia, es promotor del canto gregoriano y comienza a hablar del estudio científico de la liturgia. Sienta también las bases para un renacimiento auténtico del canto romano.
Algunas de sus obras son: Instituciones Litúrgicas (1840-1851) para la formación de clérigos y El Año Litúrgico (1841) para la formación de laicos.
Otras abadías benedictinas bajo su influjo se fueron sumando, casos como Mardsous y Mont cesae en Bélgica, cuyo Abad Lambert Beauduin comienza a hablar ya de “CELEBRAR COMO COMUNIDAD” y “PARTICIPAR EN LA ACCIÓN SALVÍFICA DE CRISTO”, y relanza este movimiento en el Congreso de Malinas en 1909.
En esta etapa de gestación encontramos ya un comienzo del apostolado litúrgico y así aparecen los primeros Misales de los Fieles en 1882.
A Lambert Beauduin se le debe la nueva concepción litúrgica.
Ya en la etapa institucional encontramos a Otto Cassel en Alemania, teólogo de los sacramentos, a Romano Guardini como maestro de formación litúrgica de varias generaciones, a la Escuela de Liturgia María Laach, de gran influencia académica y espiritual, y al Cardenal Shuster que escribe el Liber Sacramentorum, cabe mencionar que el Monasterio de Finalpia pública en 1914 “la Revista Litúrgica”. En Francia se crea el Centro de Pastoral Litúrgica de París como heredera del espíritu de Beauduin.
En esta etapa encontramos también a Duchesne, un historiador que publica en 1889 “los orígenes del Culto Cristiano”, con el que el Movimiento Litúrgico comienza a hacer historia al pretender conocer el pasado a través de los libros litúrgicos.
Mención especial merecen dos Papas que apoyaron fuertemente al Movimiento, San Pío X con su Motu Proprio “TRA LE SOLICITUDINI” en 1903 y finalmente ya en la etapa universal, que importante fue la acción Papa Pío XII quien crea la Comisión para la Reforma Litúrgica General. Sus encíclicas Mediator Dei (1947) y Musicae Sacra Disciplina (1955) contribuyen decisivamente. También restaura la Semana Santa y autoriza el uso de lenguas vernáculas en misa, modifica el Ritual del Orden, las Misas Vespertinas, el Salterio para el Breviario, el Rito de la Semana Santa y crea la Nueva Ley para el Ayuno Eucarístico.
Es entonces cuando surge una crisis ritual, pues se requieren nuevos libros para nuevos rituales, se van realizando algunos cambios en las vestiduras litúrgicas, en el canto y en el arte.
Y así llegamos al Concilio Vaticano II.
San Juan XXIII, el 25 de Enero de 1959 anuncia a los Cardenales en la Basílica de San Pablo Extramuros su propósito de convocar a un concilio y el 25 de Diciembre de 1961 convoca formalmente a la celebración del Concilio Ecuménico Vaticano II, y para entrar a la materia que nos ocupa, Liturgia, comentaremos que ya dentro del Concilio Vaticano II San Juan XXIII publica un nuevo Código de Rúbrica y una nueva edición típica de Libros Litúrgicos y con estas reformas se inicia una nueva etapa, la etapa hacia la proyección universal.
Recordemos que San Juan XXIII muere el 23 de Mayo de 1963 y es el 5 de Diciembre del mismo año cuando se promulga el primer documento del Concilio Vaticano II “La Sacrosantum Concilium o Constitución sobre la Sagrada Liturgia”.
Por todos los antecedentes comentados hoy, entendemos por qué fue el documento correspondiente a la Sagrada Liturgia el primero en constituirse y promulgarse: se llevaba ya mucho camino andado y avances substanciales; por eso entendemos también que la Sacrosantum Concilium se aprobó con 2147 votos a favor, sólo 4 en contra y 1 voto nulo.
Pues hasta aquí nuestro encuentro de hoy, soy su servidor Fernando Limón quien al grito de “VIVA CRISTO REY” se despide de todos ustedes, hasta la próxima.
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