1) Para saber
Hay una característica que tiene la santidad y es la parresía, dice el Papa Francisco. Pero, ¿qué significa parresía? Esta palabra quiere decir: “hablar con atrevimiento”. Implica no sólo la libertad de expresión, sino la obligación de hablar con la verdad para el bien común, incluso frente al peligro individual.
Dice el Papa que la parresía incluye: “Audacia, entusiasmo, hablar con libertad, fervor apostólico”. Significa tener empuje evangelizador, tener audacia para mostrar el espíritu cristiano. Jesús animaba a sus discípulos a no tener miedo, sabiéndonos siempre acompañados por Él. Ese atrevimiento no nos viene por sentirnos fuertes o sabios, sino que, aun siendo frágiles, nos hemos de sentir portadores de un tesoro que les puede hacer mucho bien a quienes lo reciban.
2) Para pensar
La vida de los santos puede sorprendernos por la audacia que tuvieron al emprender obras que estaban más allá de sus fuerzas. Un ejemplo lo fue la vida de San Francisco Xavier. En su juventud vivía alejado de Dios, hasta que conoció a San Ignacio y decidió seguirle de cerca. Después fue al Oriente a evangelizar, pues sabía que muchísimas personas no conocían ni el nombre de Jesucristo. Era una aventura colosal.
Viajó hasta la India, y desde ahí partía a tierras desconocidas, para transmitir la fe y bautizar a aquellos indígenas. Solía viajar solo o con un traductor, sorteando toda suerte de peligros: inclemencias del tiempo, numerosos animales peligrosos –tigres, tarántulas, víboras de todo tipo, etc.-, hasta tribus antropófagas.
En una ocasión iba acompañado de un traductor autóctono y se encontró con una tribu que se comía a los extranjeros. Fue tanto el miedo del traductor, que se quedó mudo. No lograba traducir el mensaje de paz que le decía San Francisco Xavier, pues estaban furiosos y dispuestos a comérselos. En esa situación tan tensa, se le ocurrió al santo empezar a cantarles, en latín, un himno litúrgico. Y como por encanto, la tribu se apaciguó y pudo empezar a comunicarse con ellos y convertirlos a la fe.
¿Cómo pudo emprender esas tareas tan difíciles? Además del gran amor a Dios que le movía, el santo era llevado por el Don de Consejo y de Fortaleza que el Espíritu Santo le infundía.
Pensemos si somos dóciles para atrevernos a realizar la tarea que Dios espera de nosotros.
3) Para vivir
Existe el peligro siempre latente de no querer salirnos de una situación segura. El Papa Francisco nos previene de esta actitud que nos impiden salir de “nuestro mundo” y que toma diferentes posturas: individualismo, espiritualismo, encerramiento en pequeños mundos, nostalgias, repetición de esquemas prefijados, pesimismo, etc.
Hay que dejarse “despertar” por el Señor y nos saque de un mal acostumbramiento que nos impide tratar de cambiar realidades inmorales e ir a personas que buscan a Dios, pero la vida los ha apartado muy lejos de Él. Incluso esas personas pueden estar a nuestro lado.
El Papa Francisco nos invita a pedirle la gracia al Espíritu Santo de tener el valor apostólico para comunicar el Evangelio a los demás, aunque implique renunciar a la comodidad.
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