1) Para saber
Una pregunta que a veces nos puede hacer alguien o que nosotros mismos nos cuestionamos es por qué ir a Misa los domingos. El Papa Francisco, en su catequesis sobre la Eucaristía, respondió a dicha pregunta: “Nosotros los cristianos vamos a Misa el domingo para encontrar al Señor resucitado o, mejor dicho, para dejarnos encontrar por Él, escuchar su palabra, nutrirnos en su mesa, y así hacernos Iglesia, es decir, su Cuerpo místico viviente en el mundo”.
En esas pocas palabras el Papa nos dice muchas cosas. En primer lugar, que la Misa es el encuentro entre personas: entre Jesús y quien asiste. Ir a Misa no es ir a algo, sino ir con Alguien. No con cualquiera, sino con Dios mismo. Y, además, nos encontramos con quien más nos ama. Por ello la celebración dominical de la Eucaristía está al centro de la vida de la Iglesia (Cfr. Catecismo de la Iglesia Católica, n. 2177).
2) Para pensar
Los niños, a pesar de su corta edad, logran comprender muchos misterios divinos. Así lo relata una gran pensadora, Elizabeth Ascombe, quien fue eminente profesora de filosofía en una de las principales universidades del mundo, en Oxford. Ella escribió un artículo sobre el milagro de la transubstanciación que ocurre en la Santa Misa, por el cual el pan se transforma en el Cuerpo de Cristo y el vino en su Sangre. Señala la importancia de enseñar a los niños, desde muy pequeños, ese milagro por el cual llega Jesús.
Y convencida de la capacidad de los niños de captar muchas cosas –bastante más de lo que algunos suponen–, cuenta una experiencia: “Conocí a un niño de casi tres años y que sólo empezaba a hablar, pero había sido instruido… En la santa Misa esperaba al fondo de la iglesia mientras la madre iba a comulgar. “¿Está Él dentro de ti?” preguntó el niño al volver la madre. “Sí”, contestó. Y para su asombro, el niño se postró ante ella. Puedo dar testimonio de esto, porque lo vi suceder”.
El niño supo de la presencia de ese Alguien, de Jesús. Pensemos cuál es nuestra actitud ante su presencia en la Eucaristía.
3) Para vivir
Así pues, concluye el Papa, no es suficiente decir que hay que ir a Misa porque lo manda la Iglesia. Eso es cierto y muestra que es algo muy importante, pero habría que añadir las razones: “Nosotros los cristianos tenemos necesidad de participar en la Misa dominical porque sólo con la gracia de Jesús, con su presencia viva en nosotros y entre nosotros, podemos poner en práctica su mandamiento, y así ser sus testigos creíbles… Por eso perder el sentido cristiano del domingo iluminado por la Eucaristía sería un pecado… Por estas razones, el domingo es un día santo, santificado por la celebración eucarística, presencia viva del Señor entre nosotros y para nosotros. ¡Es la Misa, pues, lo que hace al domingo cristiano! El domingo cristiano gira alrededor de la Misa. ¿Qué domingo es, para un cristiano, aquel en el cual falta el encuentro con el Señor?”, nos pregunta el Papa.
Incluso donde lamentablemente no puede haber la Santa Misa el domingo, los fieles están llamadas a recogerse en oración, escuchando la Palabra de Dios.
Para que nuestra vida sea plena, procuremos vivir la Santa Misa de modo que toda la semana quede iluminada con la Luz de la Eucaristía.
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