1) Para saber
El pasado domingo 4 de octubre se inauguró con una Misa solemne en la Basílica de San Pedro el Sínodo de los Obispos sobre la Familia. Pero, ¿qué es un Sínodo?
Si nos fijamos en la palabra, nos acercamos a su significado: etimológicamente, la palabra “sínodo” deriva de los términos griegos “syn” que significa “juntos” y “hodos” que significa “camino”. Esto nos lleva a que “sínodo” expresa la idea de “caminar juntos”.
Un Sínodo es un encuentro religioso en el que unos Obispos, reunidos con el Santo Padre, tienen la oportunidad de intercambiarse mutuamente información y compartir experiencias, con el objetivo común de buscar soluciones pastorales que tengan validez y aplicación universal.
El Sínodo de los Obispos es una institución permanente, creada por el Papa Pablo VI (15 de septiembre de 1965), en respuesta a los deseos de los Padres del Concilio Vaticano II para asistir al Papa en el gobierno de la Iglesia universal.
El Papa Francisco señaló que el “Sínodo no es un congreso, no es un parlamento o un senado donde nos ponemos de acuerdo… sino una expresión eclesial, es decir, la Iglesia que camina junta para leer la realidad con los ojos de la fe y con el corazón de Dios”.
2) Para pensar
Ante las necesidades de la Iglesia, y ahora del Sínodo, se requieren nuestras oraciones.
Por el año 1992, cuando le diagnosticaron a Juan Pablo II un tumor, las religiosas que atienden el hospital donde ingresó, se pusieron a pedirle al Señor que el tumor fuera benigno. Pero hubo una de ellas, sor Auxilia, que la oyeron musitar “Gracias, Dios mío”. El tumor fue benigno.
Meses después le diagnosticaron a sor Auxilia un cáncer maligno y supieron que aquel día ella había ofrecido al Señor su vida a cambio de la del Papa. Cuando le informaron de la gravedad de sor Auxilia, el Papa fue a visitarla y volvió para darle la Unción de los enfermos cuando agonizaba. Cuando vio al Papa a su lado, sólo le sonrió. Murió en agosto de 1995.
3) Para vivir
El Sínodo es una manifestación de cómo la Iglesia se interroga sobre su fidelidad al depósito de la fe, siempre a la escucha del Espíritu Santo. En el Sínodo, dijo el Papa, el Espíritu habla a través de la lengua de todas las personas que se dejan conducir por Dios, que sorprende siempre… del Dios que deja las 99 ovejas para buscar la única oveja perdida, del Dios que es siempre más grande que nuestras lógicas y nuestros cálculos. Pero el Espíritu Santo actuará sólo si nosotros nos revestimos de coraje apostólico, de humildad evangélica y de oración confiada, dijo el Papa.
Se requiere coraje apostólico para no dejarse asustar frente a las seducciones que tienden a apagar en los corazones de los hombres la luz de la verdad, sustituyéndola con pequeñas y temporáneas luces, y de frente al endurecimiento de algunos corazones.
El único método del Sínodo es el de abrirse al Espíritu Santo, para que sea Él el que guíe, ilumine y haga poner delante de los ojos la fe en Dios, el bien de la Iglesia y de las almas.
Podemos unirnos todos al Sínodo, pidiéndole al Espíritu Santo su luz para que ilumine al Papa y los Obispos.
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