Cuando los fariseos querían dar muerte a los cristianos, este “doctor de la ley” les aconseja no juzgarlos apresuradamente.
1) Para saber
A veces sucede que de primera vista juzgamos mal a una persona. Y, después de conocerla más, nos damos cuenta que es una buena persona, nos equivocamos. Ocurre que el hombre es falible, puede equivocarse al emitir un juicio. Tenemos experiencia que erramos al juzgar un hecho o a una persona. Podríamos pensar que nos falló la inteligencia, pero realmente fuimos nosotros quienes, con nuestra voluntad, “obligamos” a la razón para que acepte ese juicio erróneo. Por ejemplo, al ver a lo lejos a una persona, la confundo con un amigo. Por la inteligencia solo sé que se parece, pero me precipito y decido aceptar, sin más pruebas, que esa persona es mi amigo y, entonces, la llamo por su nombre, y cuando se acerca, veo que no lo es, me había equivocado. En este caso, por precipitarme me equivoqué.
Hace días el papa Francisco invitaba a no precipitarse en juzgar, siguiendo el ejemplo de Gamaliel, personaje del libro de Hechos de los Apóstoles. Cuando los fariseos querían dar muerte a los cristianos, este “doctor de la ley” les aconseja no juzgarlos apresuradamente. Era mejor esperar para ver si realmente Dios estaba con ellos.
Si fuéramos más prudentes al juzgar, evitaríamos muchas equivocaciones.
2) Para pensar
Se cuenta que una madre le pidió a su hijo que fuera al bosque por leña seca. Era un crudo invierno. El hijo salió con un hacha y encontró un árbol que parecía seco y lo cortó. Ya en primavera, el chico y su madre fueron al bosque y vieron con tristeza que al tronco del árbol que parecía muerto le habían brotado algunos renuevos, estaba vivo. El hijo comentó: “Estaba seguro de que estaba muerto. Había perdido todas las hojas y no se veía ni una pizca de vida. Pero ahora advierto que aún alentaba la vida en aquel tronco”.
Entonces su madre le aconsejó: “Nunca olvides esta lección. Jamás cortes un árbol en invierno. Eso significa que jamás has de tomar una decisión negativa en tiempo adverso: Nunca tomes decisiones importantes cuando estés en tu peor estado de ánimo. Espera. Sé paciente y prudente. La tormenta pasará. Recuerda que la primavera volverá”.
Cuando la persona se encuentra invadida de ira, coraje o tristeza, las decisiones que toma están afectadas por ese estado de ánimo, y luego se arrepentirá. San Josemaría Escrivá nos aconseja: “No reprendas cuando sientes la indignación por la falta cometida. Espera al día siguiente, o más tiempo aún. Y después, tranquilo y purificada la intención, no dejes de reprender. Vas a conseguir más con una palabra afectuosa que con tres horas de pelea. Modera tu genio” (Camino 10).
3) Para vivir
Comenta el papa Francisco que los apóstoles, desde la llegada de Pentecostés, ya nunca estuvieron solos. Se sintieron acompañados del Espíritu Santo, tanto que solían exponer su razonamiento diciendo: “Nos ha parecido al Espíritu Santo y a nosotros…” (Hch. 15,28).
El Santo Padre nos invita a pedir al Espíritu Santo que actúe en nosotros para adquirir el hábito del discernimiento, de saber juzgar bien. Así “aprendemos a ver la realidad con una mirada contemplativa y a no hacer juicios apresurados, descubriendo en nuestras vidas las huellas de la presencia de Dios”, concluía el papa.
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