Es posible la conversión

Siempre es posible la conversión. ¿Un asesino papal?

1) Para saber

En un libro dedicado a mostrar testimonios de vida, una monja carmelita relataba la importancia que había tenido para ella su primera Confesión, ahí comprendió el interés de Dios por ella: “Iba yo a cumplir cinco años. El sacerdote me preguntó mi nombre. Y el Señor se me apareció así, como el que cuida de cada uno, como el que protege porque ama”. El Señor se interesaba por ella en concreto.

Cada conversión, podemos afirmar, es un acto concreto de amor de Dios. El papa Francisco, reflexionando sobre la Carta a los Gálatas de san Pablo, menciona que este, para defender la autoridad de su predicación, relata su conversión y vocación: de haber sido perseguidor de los cristianos pasó a ser defensor de la fe. Les recuerda que es un verdadero apóstol, aunque no por mérito propio, sino por la llamada de Dios.

2) Para pensar

Bruno Cornacchiola era adventista italiano. Hace más de 70 años y tenía un deseo oscuro: asesinar al Papa Pío XII. Pero un suceso le cambió la vida. Ocurrió el 12 de abril de 1947. Ese día Bruno llevó al parque a sus tres hijos, Isola de 10 años, Carlo de 7 años y Gianfranco de 4 años. Mientras los niños jugaban, él escribía un artículo contra los dogmas marianos para su comunidad adventista.

Bruno, de 34 años, era trabajador del servicio de tranvía. Buscó un lugar tranquilo para escribir su discurso con el tema: ‘María no fue siempre Virgen e Inmaculada’”. Sin embargo, al notar que los niños no regresaban, fue a buscarlos y los encontró frente a la entrada de una gruta, con las manos juntas y los rostros pálidos, repitiendo las palabras: “Hermosa Señora, hermosa Señora”.

Bruno vio a una mujer vestida de blanco, con un manto verde y una banda rosa, que sostenía las Escrituras. “Soy la Virgen de la Revelación. Tú me persigues, ahora basta. Regresa al redil santo (La Iglesia Católica)”, le dijo la Virgen María a Bruno.

Así, el adventista pronto se convirtió al catolicismo y decidió presentarse ante Pío XII para contarle sobre la aparición y pedirle perdón, porque antes de que se convirtiera, tenía la intención de matarlo: “¡Aquí está la daga con el grabado ‘muerte al Papa’, con la que planeaba matarle! He venido a pedirle perdón”, indicó Cornacchiola al Papa. “Al matarme sólo habrías dado un nuevo mártir a la Iglesia… Hijo mío, el mejor perdón es el arrepentimiento”, le respondió el Papa Pío XII.

Cornacchiola volvió a presenciar otras apariciones de la Virgen, quien le pidió le construyeran un santuario en Roma en el lugar de las apariciones.

3) Para vivir

Al contar su historia, San Pablo insiste en haber perseguido ferozmente a la Iglesia y que había sido un «blasfemo, un perseguidor y un insolente», poniendo así más de relieve la misericordia de Dios con él al darle la vocación de apóstol para anunciar el Evangelio de Jesucristo. Pablo se llena de maravilla y de reconocimiento.

También el Señor se hace presente y entra en nuestra vida e importa nunca olvidarlo, aconseja el Papa. El poder de Dios es capaz de convertir los corazones. Por ello nunca se puede descartar a nadie o perder la esperanza. El Señor sólo espera nuestra libre y amorosa correspondencia para actuar en nuestros corazones.

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