1) Para saber
Los santos han sido personas que mantienen el buen humor no obstante las dificultades que padecieron. Uno de ellos fue santo Tomás Moro quien nunca perdió la alegría y el buen humor, incluso al ser condenado a muerte injustamente por el rey Enrique VIII. Cuando fue conducido al cadalso para ser decapitado, le pidió al alcalde que estaba al pie de los escalones: “Ayúdeme a subir, que para bajar no te voy a pedir ayuda”. Ya arriba, le dijo al verdugo: “Anímate, hombre, y no temas cumplir tu oficio. Como mi cuello es corto, procura no dar un corte torcido, pues quedarías mal”. Y poniendo su cabeza para que fuera cortada, añadió con humor: “Aparta mi barba; sentiría que la cortases. Ella no es rea de alta traición”.
Por ello, el papa Francisco ha señalado que el signo de un cristiano evangelizador, incluso en el martirio es la alegría. Al saberse cerca de Dios, todo lo demás no logra quitar la paz y el buen humor.
2) Para pensar
Desde sus orígenes, la Iglesia padeció muchas persecuciones, cumpliéndose lo dicho por Jesús: “Si a mí me han perseguido, también os perseguirán a vosotros”. (Jn 15,20). Pero las persecuciones no atemorizaron a los primeros cristianos, sino que en lugar de apagar el fuego evangelizador, lo atizó todavía más.
Una muestra es el ejemplo del diácono Felipe que comenzó a evangelizar las ciudades de Samaria, con numerosos signos de liberación y sanación. El papa Francisco lo tomó como centro de su reflexión sobre los Hechos de los Apóstoles (Cfr. Hechos 8, 5ss).
Se relata que Felipe se encontró a un alto funcionario de la reina de Etiopía, administrador de sus tesoros. Este hombre leía al profeta Isaías. Felipe le preguntó: “¿Entiendes lo que lees?” El etíope le contestó: “¿Cómo lo puedo entender si nadie me hace de guía?” (Hechos 8,31). Ese hombre poderoso, dice el papa, reconoce que necesita ser guiado para entender la Palabra de Dios, es humilde. Porque no basta con leer la Escritura, es necesario comprender su significado, estar dispuestos a dejarse transformar por Cristo. Así, Felipe le ofrece la “clave” de la lectura: es Jesucristo, al que él y toda la Iglesia anuncian. El etíope reconoció a Cristo y pidió ser bautizado.
Se preguntaba el papa, pero ¿quién empujó a Felipe para que se acercara al etíope? Es el Espíritu Santo. El Espíritu Santo es el protagonista de la evangelización. ¿Y cuál es el signo de ser un evangelizador? La alegría.
3) Para vivir
El papa Francisco designó octubre como un “Mes Misionero Extraordinario”, bajo el lema “Bautizados y enviados: la Iglesia de Cristo en misión en el mundo”. Se trata de ser conscientes que todos en la Iglesia tenemos una misión: la responsabilidad de evangelizar y de llegar a todos, también a quienes no son de la familia de la Iglesia.
Para vivir mejor este “Mes Misionero”, el papa nos invita a tener un encuentro personal con Jesucristo vivo en su Iglesia, a través de la Eucaristía, de la Palabra de Dios y de la oración.
El 7 de octubre se conmemora Nuestra Señora del Rosario. Ese día se reza un rosario internacional desde la Basílica de Santa María la Mayor, en Roma, a las 15 horas, a la que podemos unirnos y rezar el Santo Rosario con toda la Iglesia.
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