Los regalos materiales son buenos y apreciados, pero hay que aprender a valorar el pan de cada día.
1) Para saber
En estos días cercanos a la Navidad los comercios suelen estar cada vez más activos. Cuando los padres los recorren con sus hijos pequeños, parece inevitable que éstos les pidan que les compren lo que se les antoja. Y si no lo hacen, insisten repetidamente. Un hijo tiene la confianza para pedirle cualquier cosa a su padre. En la relación de Dios con los hombres, es natural que surjan las peticiones.
El papa Francisco, continuando con la catequesis dedicada al “Padre Nuestro”, habló de la oración de petición hecha con confianza, en que Jesús nos enseña una oración breve, audaz, compuesta de siete peticiones: un número que indica plenitud. Y es audaz, dice el papa, porque si Cristo no la hubiera sugerida, probablemente ninguno se atrevería a rezarle a Dios de esta manera. Jesús no dice que hay que llamarle “Todopoderoso” o “Altísimo”, sino simplemente “Padre”, con toda simplicidad, como los niños hablan al papá. Y esta palabra, “Padre”, expresa la confianza y la seguridad filial.
2) Para pensar
La oración del “Padre Nuestro” tiene en cuenta la realidad concreta del hombre. Por ejemplo, al pedir el pan de cada día. Una solicitud simple, pero esencial: La oración surge donde quiera que haya un hombre que tenga hambre, que llore, que luche y se pregunte ‘por qué’, en quien busca la felicidad, dice el Papa.
Así como le pedimos a Dios el pan de cada día, también habría que darle gracias por ese pan que nos da cada día. Es sorprendente que siendo en el mundo más de siete mil quinientos millones de habitantes, haya alimento cada día para todos. Ciertamente muchos padecen hambre o incluso mueren por ello. Pero no es que falte alimento en el mundo, sino por diferentes causas no llega a todos: por falta de buena distribución o por corrupción de productores y malos gobiernos. Al día se tira a la basura mucho alimento, y a veces por intereses económicos. El organismo especializado de la ONU encaminada a erradicar el hambre, denunció que el mundo desperdicia 1 300 millones de toneladas de alimentos cada año. Un investigador, Tristram Stuart, escribe que se desperdicia más comida en el mundo de la que podrían consumir todas las personas hambrientas. Aunque también es laudable la generosidad de muchas personas que dan alimento al hambriento.
Pensemos si agradecemos a Dios el pan de cada día, por ejemplo, al terminar de comer.
3) Para vivir
Ciertamente la oración de petición no es el único tipo de oración, pues también podemos alabar y dar gracias a Dios, pero pedir es un acto de fe en Dios, que es bueno y todopoderoso. Y, a la vez, reconocemos que somos pequeños, pecadores, necesitados. Dios es el Padre que tiene una compasión inmensa por nosotros, nos entiende, nos ama y quiere que sus hijos le hablen sin miedo, llamándole “Padre”. Por eso podemos contarle todo, incluso las cosas torcidas que hay en nuestra vida. Así, la oración nos libera de la desesperación, pues sabemos que hay una salida para tantas situaciones insoportables. Jesús ha querido que todo sufrimiento, toda inquietud, se eleve hacia el cielo y se convierta en diálogo confiando, como parte de nuestra vida.
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