1) Para saber
Como todos los años, en la Cuaresma, el Papa nos envía un mensaje para que aprovechemos este tiempo especial y nos preparemos interiormente para celebrar la Pascua.
Ahora es una ocasión especial al estar dentro del “Año de la Misericordia”. En la Bula de convocación del Jubileo el Papa Francisco invitó a que «la Cuaresma de este Año Jubilar sea vivida con mayor intensidad, como momento fuerte para celebrar y experimentar la misericordia de Dios» (Misericordiae vultus, 17).
2) Para pensar
El Papa Francisco comentaba una homilía del cardenal Albino Luciani, quien sería después Juan Pablo I, en la que hablaba sobre el entonces nuevo beato Leopoldo Mandic.
Escribía Luciani: “Pecadores somos todos, y eso lo sabía muy bien el padre Leopoldo. Hay que ser consciente de esta triste realidad nuestra. Nadie puede evitar las faltas pequeñas o grandes. Pero, como decía san Francisco de Sales: «Si tienes un burro y yendo por la calle se cae al suelo, ¿qué debes hacer? No vas a ir con el bastón a molerle a palos las costillas, pobrecillo, bastante desgraciado es ya. Tienes que cogerlo por la cabeza y decirle: ‘Venga, volvamos a ponernos en marcha. Ahora remendamos el camino, la próxima vez te fijarás más’». Éste es el sistema y este sistema lo ha aplicado plenamente el padre Leopoldo”.
Seguía diciendo el cardenal Albino: “Un sacerdote amigo mío que iba a confesarse con él padre Leopoldo le dijo: ‘Padre, usted es demasiado generoso. Yo me confieso encantado con usted, pero me parece que es demasiado generoso’. Y el padre Leopoldo le dijo: ‘Pero ¿quién es demasiado generoso, hijo mío? Es el Señor el que fue generoso; no soy yo quien ha muerto por mis pecados, es el Señor el que murió por ellos. ¿Cómo iba a ser con los demás con lo generoso que fue con el ladrón?” (cfr. “El nombre de Dios es misericordia”).
Por ello, nos podemos explicar que al recibir el Sacramento de la Penitencia se nos perdonen absolutamente todos los pecados ante nuestro arrepentimiento, porque no hay límites ante la misericordia de Dios. Y la penitencia que hay que cumplir es proporcionalmente muy pequeña debido a que nuestro Señor Jesucristo ya pagó con su pasión y muerte por nosotros. Por ello afirma el Papa que en Jesucristo Dios derrama su ilimitada misericordia, hasta tal punto que hace de Él la «Misericordia encarnada» (Misericordiae vultus, 8).
3) Para vivir
En la tradición profética, la etimología de la palabra “misericordia” está vinculada con las “entrañas maternas” y con la bondad generosa, fiel y compasiva como se vive en una familia. De ahí que la misericordia sea propia de las madres. Y quien mejor la ha vivido es la Santísima Virgen María, la cual es la imagen perfecta para imitarla y vivir la misericordia.
Dice el Papa que “después de haber acogido la Buena Noticia que le dirige el arcángel Gabriel, canta proféticamente en el ‘Magníficat’ la misericordia con la que Dios la ha elegido. La Virgen de Nazaret, prometida con José, se convierte así en el icono perfecto de la Iglesia que evangeliza”.
El Papa Francisco nos invita a dejar lo que nos ata e impide caminar hacia Dios, y el camino es escuchar su Palabra y ejercitándonos en las obras de misericordia.
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