Felicidad en el corazón

Vivir en la alegría

Este domingo del Gaudete, el domingo de la espera alegre, nos invita a vivir alegres a pesar de las circunstancias.

Y me pongo a pensar, ¿verdaderamente vivimos alegres? O dejamos que las circunstancias nos determinen y nos quiten la alegría del corazón.

Es importante que nosotros cuidemos a nuestros hijos y los eduquemos para vivir en la alegría que emana del Amor de Dios, por eso aquí les dejo mis 5 Tips para lograrlo.

PRIMERO. Que reconozcan lo que tienen y lo agradezcan.
Cuando uno se da cuenta de que tenemos lo que necesitamos y que no nos hace falta nada nos debe generar alegría y serenidad.

Además, es muy necesario que nuestros hijos sean agradecidos ya que de esta forma aprenderse a valorar lo que tiene y el esfuerzo que los otros hacen para que ellos tengan lo necesario y eso los debe hacer sentir bien y les debe dar felicidad.

El sentirse cuidados, protegidos y amados les debe dar felicidad.

SEGUNDO. Que no pierdan la capacidad de asombrarse.
Cuando podemos asombrarnos de lo que nos rodea perdemos la capacidad de ser felices porque ya no podemos reconocer lo bello que tenemos a nuestro alrededor y lo bueno que nos va pasando a lo largo de los días.

Debemos aprender a estar felices y dejar que los detalles nos asombren y también debemos enseñar a nuestros hijos a vivir con este estilo de vida.

Para eso es necesario que enseñemos a nuestros pequeños a ver las cosas como son y a no tener pena de asombrarse de ellas, a pesar de que los demás no lo hagan.

Si logramos que nuestros hijos sigan guardando la ilusión de que llegue su cumpleaños, la navidad y los reyes magos, entonces estaremos fomentando esa capacidad de asombro.

También es bueno que les eduquemos con el ejemplo y que vean que nosotros nos dejamos sorprender por los detalles que vamos teniendo a lo largo del día y que los compartimos con ellos de forma alegre.

TERCERO. Que se fijen en los pequeños detalles.
La vida está llena de detalles y si no podemos darnos cuenta de ellos es porque estamos muy agobiados y hemos perdido la capacidad de ser felices.

Es bueno ayudar a nuestros hijos a ser sensibles y darse cuenta de todos los pequeños detalles que le van dando sentido y sabor a la vida.

Que sepan verlos y agradecerlos, de esta forma no perderán la capacidad de asombrarse y serán más felices porque podrán disfrutar de cada momento y detalle que llegue a su vida.

Estos pequeños detalles no necesariamente tienen que ver con el tener, más bien tienen que ver con los detalles que mamá tiene con ellos, con una llamada de nuestros seres queridos, de los detalles que nuestros hermanos tienen a lo largo del día, etc.

Para darnos cuenta de ellos es necesario tener los ojos del alma bien abiertos para detectar las caricias que Dios nos regala por medio de los que nos rodean.

CUARTO. Que no pongan su alegría en lo que se acaba.
Es importante que les enseñemos a nuestros pequeños a que deben ser alegres por lo que son y no por lo que tienen.

Que la alegría es una virtud que debemos cultivar y que no debe depender de los demás.

El enojo y la alegría deben depender sólo de nosotros, nadie externo nos puede hacer cambiar la alegría y eso debemos enseñárselo a nuestros hijos.

Es importante lograr que nuestros hijos sean alegres porque tienen un día más de vida, porque Dios les da una familia, porque están rodeados de amor y en última instancia, deben ser alegres porque Dios les ha concedido la vida y eso es básico.

Y QUINTO. Que aprendan a encontrar la alegría en todo momento.
Las circunstancias que nos han tocado vivir no deben afectar el estado de animo de nuestros hijos. Sé que muchas veces son terribles, pero debemos educarlos para que sean felices y encuentren motivos de alegría en todo momento y bajo cualquier circunstancia.

Así será más fácil llevar la vida, porque estarán acostumbrados a ser felices con lo que Dios les dé, mucho o poco; grande o pequeño; con problemas o sin ellos, pues sabrán que todo lo que vivimos es un continuo don de Dios y que los tiempos difíciles Dios los permite para purificarnos un poco y los tiempos de bonanza Dios los permite para que sintamos su presencia y su caricia.

Que la alegría de esta época navideña inunde el corazón de nuestros hijos y de cada miembro de la familia y que podamos trasmitirla a los que más lo necesitan, a los más solos, a los que la tristeza invade su corazón para que seamos instrumentos del Amor de Dios y les contagiemos esa alegría que solo Dios da.

 

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