En familia se aprende la dimensión religiosa de la comunicación

El 23 de enero de 2015, vigilia de la Fiesta de San Francisco de Sales, el Santo Padre dio a conocer el Mensaje para la XLIX Jornada de las Comunicaciones Sociales, cuyo tema es: “Comunicar la familia: ambiente privilegiado del encuentro en la gratuidad del amor”.

El Papa Francisco menciona que “la familia está en el centro de una profunda reflexión eclesial”, como lo ha sido el Sínodo recién concluido y el que iniciará en octubre, por lo que le ha parecido oportuno que el tema de la Jornada de las Comunicaciones Sociales sea la familia.

Nos dice que “la familia es el primer lugar donde aprendemos a comunicar”. Utilizando el texto de la Visitación de María a su prima Isabel, ilumina el tema del mensaje. En prime lugar habla de la comunicación que hay en el seno materno, donde cada uno se comienza a familiarizar con el mundo exterior, pero en un ambiente protegido. Es una escuela de comunicación hecha de escucha y contacto.

Una vez en el exterior, nos mantenemos, ahora en el seno de la familia, siendo ésta “el lugar donde se aprende a convivir con la diferencia […] que comunican antes que nada porque se acogen mutuamente, porque existe entre ellos un vínculo”. La palabra nace de ese vínculo y el vínculo se refuerza con la palabra.

La familia nos precede y de eso que nos precede se aprende otra comunicación fundamental: la oración; y recuerda que aprendemos a orar de esas experiencias antes de dormir o cuando se encomiendan los seres queridos a Dios. “Así, la mayor parte de nosotros ha aprendido en la familia la dimensión religiosa de la comunicación, que en el cristianismo está impregnada de amor, el amor de Dios que se nos da y que nosotros ofrecemos a los demás”.

No omite que: “No hay familia perfecta, pero no hay que tener miedo a la imperfección, a la fragilidad, ni siquiera a los conflictos…”. Pero destaca que el perdón también es una dinámica de comunicación, el perdón “expresado y acogido” permite reanudar una comunicación desgastada.

Recuerda otros escenarios, como los límites que generan las discapacidades, las cuales no debe ser un obstáculo sino un estímulo para compartir y abrirse a los demás. Y destacó que “la familia puede ser una escuela de comunicación como bendición”, aun en medio de donde se comentan habladurías o se siembra cizaña.

Menciona que los medios de comunicación modernos –ahora más irrenunciables para los jóvenes– pueden obstaculizar las relaciones, si son un medio para sustraerse de escuchar, de aislarse, de acabar con todo momento de silencio, o bien, pueden facilitar el encuentro con los otros, si nos ayudan a contar, a mantener el contacto con los que están lejos, siendo los padres, en este tema también, los primeros educadores.

El reto es “volver a aprender a narrar, no simplemente a producir y consumir información… La información es importante, pero no basta, porque a menudo simplifica, contrapone las diferencias y las visiones distintas invitando a ponerse de una u otra parte, en lugar de favorecer una visión de conjunto”. Narrar es hacer ver que formamos parte de una trama extensa.

La familia es “una comunidad comunicante” y señala que la familia ha de ser vista como “un gran recurso y no sólo como un problema o una institución en crisis”. La familia hermosa comunica la belleza de las relaciones entre hombre y mujer, así como entre padres e hijos, y enfatiza que: “No luchamos para defender el futuro, sino que trabajamos… para construir el futuro”.

La Jornada de las Comunicaciones Sociales se celebra el domingo anterior a la Fiesta de Pentecostés, en este año será el 17 de mayo y la publicación del mensaje se hace con referencia a la fiesta de San Francisco de Sales, quien es el patrono de periodistas y escritores. Esta Jornada se lleva a cabo por recomendación del Concilio Vaticano II, en el decreto Inter Mirífica y se celebra desde 1967.

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