Teología del cuerpo revela la esencia de ser mujer, de ser hombre

 

 

Fernando Limón.- Amigos de Vox Fides, estamos platicando con la maestra Estela Santillana Solana, que nos ha hecho favor de platicar en una conferencia de una manera muy asequible sobre la Teología del cuerpo. Maestra, muy buenas noches.

Estela Santillana.- Buenas noches.

FL.- Oiga, Teología del cuerpo ¿cuándo nace?

ES.- Teología del cuerpo nace desde que el hombre tiene existencia, desde que es creado. Teología del cuerpo parecen dos términos medio difíciles de entender. Teología nos refiere al estudio de Dios, y como que uno se pregunta: ¡Bueno, qué tiene que hacer con el término cuerpo! ¿no? Y esa es la parte que Juan Pablo II, en el año de 1979, empieza a hacernos reflexionar. En el cuerpo se puede encontrar a Dios, se puede hacer un estudio de Dios a través del cuerpo como parte de manifestar el amor de Dios más que nada. Entonces, la Teología del cuerpo es una catequesis; son 129 pláticas que Juan Pablo II empieza a dar en 1979 y termina en 1984, y las dirige a la gente que asistía los miércoles de Audiencia.

FL.- ¿Cuál es la clave de lectura de estas catequesis de San Juan Pablo II? ¿Cuál es el espíritu con el que tenemos que leer para poder entender la Teología del cuerpo?

ES.- Pues, más que nada, estamos en un momento en que ya está como muy fácil de entender, por así decirlo. Realmente, de 1984 para acá, se tardó esto en estar más accesible a la gente, por la forma concreta de San Juan Pablo II de expresarse. Es una forma como circular, como no muy fácil de entender para todos. En estos años ha habido esos estudiosos que ahorita nos la presentan de forma clara. Ahora, ¿cómo es que está estructurada? Tiene como dos partes: en una se habla del origen del hombre, en que el mismo Jesús apela. Le hace ver al hombre su origen, concretamente cuando, por ejemplo, le preguntan: ¿Qué debemos hacer? Moisés nos dice que nos podemos divorciar de nuestra esposa haciendo esta carta. Y les dice: Bueno, es que Moisés escribe eso por la dureza de su corazón, pero antes no era así. Ese “antes” nos plantea toda una dimensión de ese misterio, de cómo era el hombre antes de la falta original. Entonces, ese es el origen. La segunda parte es la historia, es decir, qué ha pasado con el hombre en todos estos años, en donde hay una problemática de tensión entre los sexos, de dominio, de falta de entendernos, cuál es la esencia de ser hombre, cuál es la esencia de ser mujer, por qué estamos llamados a esta unión en que el mundo ahora la presenta como casual, como instintiva, y donde San Juan Pablo II la rescata de alguna forma y dice: No. A ver, es que esto no es algo vano, no es algo que, ¡ay!, como si nada pasara. Es tan grande que el mismo Señor, el mismo Jesús lo ha elevado a Sacramento. Entonces, aquí mismo surge la redención del hombre.

FL.- Y finalmente le quiero preguntar, ¿qué es lo que el amor de Cristo nos ofrece a aquellos que nos hemos conformado a estar en el basurero?

ES.- Es una maravilla lo que el Señor ofrece. El Señor ofrece misericordia, siempre. Él en el Evangelio lo dice: “Los vio y se compadeció”. ¡Qué maravilla! Yo creo que de repente ha de decir: hijos míos, pero si no están llamados a esto, están llamados a vivir en un castillo con todas las riquezas más grandes, eso es el Reino de Dios que pedimos en el Padre Nuestro, y están viviendo como pordioseros afuera. ¿Qué nos ofrece? El llamado constante y la espera del Padre que abraza, que perdona, que sana y que restituye la gracia para hacernos Hijos otra vez. Entonces, nadie tiene porqué sentirse triste, sea el pasado que tengamos, sea las consecuencias que estamos viviendo -que esas no podemos quitarlas-, las consecuencias están también como parte amorosa del Plan de Dios. Muchas veces, las consecuencias son las que nos hacen regresar desgraciadamente, pero nos ofrece su perdón, nos ofrece su abrazo, nos ofrece poder volver a vivir y de forma plena. Basta ver infinidad de conversiones de gente que vivía sin paz y de formas verdaderamente escandalosas. Dices: qué pasa, por qué alguien puede vivir así o podemos hacer lo que hacemos. Cuando el Señor toca y hay un encuentro con el Señor y con la verdad -que yo siempre digo la verdad es coqueta, atractiva, la verdad tumba y retumba dentro del corazón-, si somos dóciles, sí podemos alcanzar esa alegría ahorita aquí en la Tierra y por supuesto en el Cielo, porque Dios es Misericordia. Acudir al Sacramento de la Confesión, si hace falta ayuda psicológica, con un buen psicólogo, un director espiritual; y regresar al camino. Jesús es el Buen Pastor y espera que la oveja, la busca y la regresa.

FL.- Maestra, muchas gracias.

ES.- No, al contrario. Muchas gracias a ustedes; y que no nos cansemos de encontrar verdaderamente en Jesús que es camino, verdad, vida y felicidad, porque a eso vino.

FL.- Hermanos, nos despedimos al grito de ¡Viva Cristo Rey!

 

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