Santo Padre, ¡Nos hacías mucha falta!

Camino por las calles de la ciudad de León, en el estado mexicano de Guanajuato.  Huele a limpio y a tierra mojada. La Catedral luce esplendorosa, desde una fachada en ocre y cantera rosa que resalta su majestuosidad.

En las calles y las colonias de todos los estratos socio-económicos, se siente y se respira un ambiente distinto. Hay sonrisas por todas partes. Contra los pronósticos de algunos, la mayor parte de los habitantes que viven o trabajan en la ahora llamada “ruta Papal”, se aprecian alegres y con entusiasmo contagioso. La evidencia son los adornos alusivos a la presencia de Benedicto XVI.

Se observan arreglos de todo tipo; desde los derivados de una estrategia mercadológica, suscritos por bancos, empresas, restaurantes y hoteles; hasta los más sencillos y sentidos al mismo tiempo.

En este rango se encuentran los adornos colocados a los taxis, manufacturados con papel metálico lustroso entrelazando los colores de la bandera vaticana. Arreglos en las casas, mediante aquello que la escritora mexicana María Luisa “la china” Mendoza, le llamara “ojos de papel volando”.

La creatividad se deja sentir en la intensidad de los más diversos mensajes, unos a favor y otros, en contra.

Un grupo de jóvenes, comandados por un personaje de unos 50 años de edad, y que los miraba a lo lejos, sujetando una manta de tres a cuatro metros, aproximadamente, en donde aparecía el logotipo de la masonería, al lado de la leyenda “Nosotros no queremos que venga”.

Como era de esperarse ante una provocación de esta naturaleza, los transeúntes les exigían respeto a sus creencias. Los jóvenes permanecieron callados, hasta que otro grupo juvenil del Movimiento Testimonio y Esperanza, colocaron delante de aquellos, una manta mucho más grande, con el mensaje “Nosotros somos la juventud del Papa”. Afortunadamente, no pasó a más.

En el municipio de Silao, en donde fue construido un templo de la asociación religiosa “Luz del Mundo”, mismo que se encuentra colindante con una barda de 118 metros de longitud perteneciente a la clínica del IMSS, a los señores se les ocurrió pintar esa barda, que no es suya, sino del Seguro Social, con la leyenda “Nosotros no somos católicos romanos. Somos la Luz del Mundo”. ¿Sabrán en lo que incurren pintando en sitios y edificios públicos? Es probable que no lo borren.

En contraste, rumbo a la ciudad de Irapuato, a unos 95 kilómetros de distancia de León, los empresarios agrupados para la Expo Agroalimentaria, evento realizado anualmente, colocaron un gran espectacular con un mensaje genial: “Bienvenido Su Santidad Benedicto XVI. Bendice nuestros alimentos”.

Los empresarios de Transportes Castores fueron tan creativos como profundos. Su espectacular reza: “Bienvenido. Tú eres Pedro” y la misma frase se ubica al lado de un Benedicto XVI sonriente que imparte la bendición.

No falta quienes se aprovechan de la oportunidad, en buena, aunque ingeniosa lid, para mensajes como el siguiente: “Bienvenido Benedicto XVI” y en el segundo piso del mismo vinil se señala: “Compramos autos chocados o en desuso. Favor de llamar a tal teléfono”. O el de un restaurante que también señalaba: “Bienvenido Santo Padre. Reservaciones al teléfono tal”.

Agrupaciones de vecinos también aprovecharon el momento del Papa para abonar un poco de orgullo fino a su causa: “Si el Papa pasa por aquí, por nuestra casa….Por algo será”

Y en este proceso de divagar vagabundeando por Guanajuato, me encontré a doña Meche. Al lado de dos de sus nietos lavaba la banqueta y ella guiaba los adornos del exterior de la casa. Obviamente, salí con la pregunta tonta: ¿Arreglando ya para recibir al Papa?

-Sí, joven. ¿Cómo ve? Con eso de que ya mero llega nuestro santo Papa, pos hay que arreglar toda nuestras casa, para que lo recibamos como se acostumbra en México, recibir a la gente buena como él.

-Oiga señora Meche, pero ¿por aquí no va a pasar Su Santidad?

-¿Y qué? Viene a visitarnos a los mexicanos y a los que vivimos aquí, en León y en Guanajuato. Por eso las casas tienen que estar bien bonitas.

-¿Usted cree que el Papa se llevará un buen recuerdo de esta visita?

-¡De eso se trata. Exactamente! Acuérdese del Papa Juan Pablo, ¿no ya, hasta se sentía mexicano? Digo, los mexicanos lo adoptamos como si fuera mexicano, ¿no?

El rostro de doña Meche brillaba de manera especial. –Fíjese. Tan bonito recuerdo nos dejó de sus visitas a México, que yo tengo tres nietos que se llaman “Juan Pablo”; y el que viene en camino, de mi hija más chica, le van a poner “Benedicto”.

En efecto. Benedicto XVI aún no pisa tierra guanajuatense y ya sembró la primer semilla de esperanza y de amor.

Qué bueno que vienes Santo Padre. Nos hacías mucha falta.

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