Aborto y confusión, podría titularse esta nota, porque a partir de que fue dada a conocer la nueva Carta Apostólica “Miseria et misera” (Miseria y miserable), que publicó el Papa Francisco, muchos medios de comunicación han generado una gran desinformación con respecto a la decisión del Sumo Pontífice de volver permanente una autorización que concedió durante el Jubileo de la Misericordia, con relación a la absolución del pecado de aborto. Por ello vale la pena hacer la siguiente aclaración:
1. ¿Qué enseña la Iglesia Católica respecto al aborto?
Que es un pecado grave (pecado mortal), que provoca la automática ex-comunión de quien se lo practica, y de quien de una u otra manera colabora o participa en ello.
2. El Papa Francisco ¿ha cambiado esa enseñanza?
No. En el párrafo #12 de su última Carta Apostólica lo deja bien claro: “Quiero enfatizar con todas mis fuerzas que el aborto es un pecado grave, porque pone fin a una vida humana inocente”.
3. ¿Qué es lo que ha cambiado el Papa Francisco?
Antes del Jubileo de la Misericordia, sólo los Obispos tenían la facultad de confesar y absolver a quienes habían abortado o participado en un aborto. Durante el Jubileo, el Papa concedió dicha facultad a todos los sacerdotes. Ahora, terminado el Jubileo, ha decidido que conserven esa facultad.
4. Quien aborta o participa en un aborto, ¿sigue estando automáticamente excomulgado?
Sí, por considerarse éste un pecado muy grave. La única diferencia es que antes sólo el Obispo podía levantar dicha excomunión, y ahora podrán hacerlo todos los sacerdotes.
5. ¿No se corre también el riesgo de facilitar que alguien pueda abortar y confesarse una y otra vez, ya que ahora ambas cosas se consiguen tan fácilmente?
Para recibir la absolución es indispensable que haya verdadero arrepentimiento y firme propósito de enmienda. Si alguien tiene propósito de volver a abortar, entonces no está cumpliendo con los requerimientos para recibir este Sacramento.
6. ¿Qué motivó al Papa Francisco a tomar esa decisión?
Su deseo de que quien ha cometido ese grave pecado pueda acercarse más fácilmente al Sacramento de la Confesión; que no tenga la complicación de buscar a un Obispo, sino pueda confesarse con cualquier sacerdote. Probablemente supo del gran fruto que se obtuvo durante el Año Santo, en que muchas personas que habían abortado o participado en un aborto, que no se habían atrevido a ir a confesarse con un Obispo, y cargaban con aquella tremenda culpa, sí se animaron a confesarse con un sacerdote, y experimentaron el perdón y el gozo de quedar reconciliadas con Dios y con la Iglesia. Quiso el Papa que no se terminara esa posibilidad. Sin duda fue una decisión motivada por la caridad.
@voxfides
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