El Cardenal Medina Estévez impartió el “Seminario Concilio Vaticano II, 50 años después”, dentro del programa de la Presentación del Cuerpo Académico de Teología y Ciencias de la Religión, en la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP).
El Concilio Vaticano I tuvo que ser clausurado por el Papa Juan XXIII porque los trabajos de este Concilio habían quedado inconclusos por la toma de Roma por parte de Víctor Manuel II de Italia y la invasión de los territorios pontificios, por lo que el Papa Pío IX suspende el Concilio el 20 de octubre de 1870.
Existieron hechos que fungieron como antecedentes del Concilio, si bien no de forma explícita. Habló por ejemplo de los Movimientos Litúrgico, Bíblico, Ecuménico, Misionero Social y distintos Movimientos Laicales.
No obstante lo anterior, de forma particular la fuerte presencia de María en la actualidad de la Iglesia, menciona por ejemplo las apariciones de la Santísima Virgen a Santa Catalina Labouré, en Francia, (que nos legó la “Medalla Milagrosa”) como un anuncio previo a la definición del Dogma de la Inmaculada Concepción en 1854, y poco después ocurrieron las apariciones de la Virgen en Lourdes, casi un siglo después Pío XII, por su parte, definió el Dogma de la Asunción de la Virgen y en América Latina ya existía en fuerte perfil mariano, gracias a la Virgen de Guadalupe.
Por otro lado, el Cardenal Medina comentó que también había un Movimiento a la Santidad, gracias a los escritos de San Francisco de Sales, autor de “Introducción a la vida devota”, y también por lo realizado por San Josemaría Escrivá de Balaguer, el santo de la vida ordinaria.
Algunos juzgan al Concilio como responsable de diferentes problemas de la Iglesia, y que sin negar la existencia de éstas dificultades, no se puede considerar que los textos del Concilio sean los culpables, más bien se hacen de éstos interpretaciones unilaterales o antojadizas.
Antes al contrario, hace mención de conceptos como el de la Iglesia como Sacramento de Salvación, es decir, como medio o instrumento de esa salvación. Por otro lado, el Cardenal señaló que el Concilio Vaticano I trató en gran medida del Papa, pero el Vaticano II se ocupa de forma importante de los Obispos, además se incorpora la figura del Diaconado permanente; pero no sólo se ocupa de los miembros de la Iglesia en forma particular, Papa, Obispos o del Laicado: se habla ya de Pueblo de Dios.
Con información de Fernando Limón Romero.
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