Cardenal Rivera pide a la Virgen bendecir trabajos del Constituyente

Este 12 de octubre, para dar por concluido el Congreso “Casita sagrada, templo de la civilización del amor misericordioso de Dios”, realizado con motivo del 40 Aniversario de la Consagración de la Basílica de Guadalupe, se llevó a cabo la Solemne Misa de las Rosas, celebración que encierra tres acontecimientos trascendentales para la vida de la Iglesia en México: la conmemoración del traslado del Sagrado Original a la Nueva Basílica, el 121 aniversario de la Coronación Pontificia de la imagen de Santa María de Guadalupe, y el 524 aniversario del inicio de la evangelización de América.

Esta Celebración Eucarística fue presidida por el Arzobispo de México, Cardenal Norberto Rivera Carrera, quien señaló que la Misa de las Rosas se celebra como reconocimiento del mensaje que, a través de unas rosas de castilla, la Virgen de Guadalupe dirige al Obispo Fray Juan de Zumárraga para reafirmarle que Dios existe y quiere vivir en medio de nosotros.

Para resaltar la importancia del Acontecimiento Guadalupano, el Cardenal Rivera Carrera retomó las palabras de tres pontífices en torno al tema. “El Papa Pío XII expresó: ‘Y así sucedió, al sonar la hora de Dios para las dilatadas regiones del Anáhuac […] cuando a las orillas del Lago de Texcoco floreció el milagro: en la tilma del pobrecito Juan Diego, pinceles que no eran de acá abajo dejaban pintada una imagen dulcísima que la labor corrosiva de los siglos respetaría’. El Papa Juan XXIII: ‘La siempre Virgen Santa María, Madre del Verdadero Dios por quien se vive, derrama su ternura y delicadeza maternal en la colina del Tepeyac, confiando al indio Juan Diego unas rosas que de su tilma caen, mientras en ésta queda aquel dulce retrato que los humanos no pintan’. El Papa Juan Pablo II: ‘Estén seguros de que nunca les faltará el auxilio de Dios y la protección de su Santísima Madre, como un día, en la colina del Tepeyac, le fue prometido al indio Juan Diego: «¿No estoy yo aquí que soy tu Madre?»’”.

Con esta Celebración Eucarística, el Arzobispo de México dio por concluido el Congreso “Casita sagrada, templo de la civilización del amor misericordioso de Dios”, y pidió a los fieles iniciar una intensa peregrinación vital a este Santuario, “para llenarnos del amor de Dios por medio de su Madre, Santa María de Guadalupe, y vivir nuestra vida católica con honestidad y constancia, con justicia y paz, con rectitud y amor, a fin de dar testimonio del inmenso y misericordioso Amor de Dios”.

Finalmente, el Cardenal Rivera Carrera pidió a la Morenita del Tepeyac bendecir los trabajos que se llevan a cabo para la elaboración de la Constitución de la Ciudad de México, para que sea un documento incluyente, busque la promoción integral de la persona y el bien común, y esté al servicio de los más necesitados. “Haz que la Constitución de la CDMX sea instrumento para superar lo que nos divide, y se redacte sobre los principios por todos compartidos, bajo un verdadero compromiso social, en un Estado laico capaz de garantizar una base de libertades necesarias para el desarrollo integral de las personas y la convivencia ciudadana. ¡A ti, Madre Nuestra de Guadalupe, encomendamos todos los afanes por consolidar una Ciudad en la que reine la justicia, la paz y la alegría de todos sus habitantes! Amén”.

Al final de la Santa Eucaristía, el Rector de la Basílica de Guadalupe, Monseñor Enrique Glennie Graue, entregó un reconocimiento a Fray Gabriel Chávez de la Mora, por su participación en los trabajos de construcción de la Nueva Basílica, erigida en la década de los años 60; asimismo, se agradeció el trabajo de los fallecidos arquitectos Pedro Ramírez Vázquez, García Lascuráin, Óscar Jiménez y José Luis Benlliure, cuyos reconocimientos fueron recogidos por familiares.

Como cada año, al concluir la Solemne Misa de las Rosas se repartieron flores a toda la comunidad, iniciando por los Obispos Auxiliares, después el presbiterio arquidiocesano y enseguida todos los fieles.

 

 

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