Ayate guadalupano

Colorantes del Ayate Gualdalupano no son de este mundo

Continuamos con el tema guadalupano. Tal como lo advertimos anteriormente, no venimos a resolver dudas, sino más bien a crearlas; y seguimos creando dudas, que quiero yo que me expliquen científicamente, por supuesto.

 

En 1938, Richard Kuhn, Premio Nobel de Química, afirmó: “Los colorantes de la pintura de la imagen del Tepeyac no son de origen ni mineral, ni vegetal, ni animal”. Esto sí es bastante interesante, porque los tres reinos de la naturaleza son precisamente el mineral, el vegetal y animal. Entonces, si no es de ningún elemento que se encuentre en el planeta Tierra, ¿pues de dónde vienen los colorantes? ¿Cómo se explica esto?

 

Allá por los años 50 del siglo pasado, un médico oculista, el doctor Carlos Salinas, examinando con un oftalmoscopio los ojos de la Virgen de Guadalupe, encontró unos reflejos que se producían sobre el vacío en un ojo vivo; y no sólo eso, sino que se encontraba ahí la figura de una persona de rodillas ante la imagen. ¿Cómo se explica esto?

 

Y sobre todo eran las imágenes que en Medicina se llaman imágenes de Purkinje Sanson. ¿Cómo se explica eso? Lo normal es que en una pintura, pues sale algo opaco; pero lo más curioso del caso es que en 7 milímetros. ¿Quién fue el pintor que en el siglo XVI tuvo las técnicas necesarias para hacer este prodigio, cuando ni se conocían las imágenes de Purkinje Sanson?

 

Posteriormente, el Doctor José Aste Tönsmann por computadora hizo varios estudios sobre los mismos ojos de la Virgen de Guadalupe, de la sensación propia de la profundidad de un ojo vivo; y encontró todo un grupo (de personas) en el cual se puede distinguir el Arzobispo Juan de Zumárraga, se puede distinguir a una criadita negra, a un indígena arrodillado. ¿Quién fue el pintor que hizo todo esto en el siglo XVI? ¿Qué técnicas tenia para hacerlo? ¿Cómo se explica eso?

 

Por favor quiero explicaciones científicas. Bien, pero quizás la explicación nos la encontremos de otra manera.

 

En 1749, el sacerdote jesuita, el padre Juan Francisco López, viajó a Roma y se presentó ante el Papa Benedicto XIV y allí le presentó un cuadro de la Santísima Virgen de Guadalupe pintada por el gran pintor mexicano Miguel Cabrera. El Papa cayó de rodillas y exclamó repitiendo el salmo 147: “Non fecit taliter omni nationi” (“no ha hecho cosa igual con otra nación”). De este modo, el Santo Padre, el Vicario de Cristo, quería decir que México era un pueblo privilegiado porque era el único en el mundo que tenía una imagen de la Madre de Dios que no había sido hecha por artista humano. Es más, tan conmovido quedó el Papa Benedicto XIV, que llegó a decir: “Si yo algún día estuviera en la bendita tierra mexicana, iría a visitar a la Virgen del Tepeyac, recorriendo el camino no sólo a pie, sino incluso de rodillas”.

 

Poco tiempo antes, en Querétaro, el padre, jesuita también, Francisco Javier Carranza, había dicho: “Habrá un día en que el trono de San Pedro esté en el Tepeyac”. Ha habido Papas que han visitado el Tepeyac; Juan Pablo II estuvo ahí cuatro veces y pronto estará ahí el Papa Francisco.

 

Ante todo esto, no nos queda más que, indudablemente, no inclinarnos tanto sobre un microscopio, sino más bien, mirar los ojos hacia arriba y fijarnos en una pintura, y fijarnos en una pintura que existe en un museo de la Antigua Basílica de Guadalupe, una pintura anónima en la cual vemos a las Tres Personas de la Santísima Trinidad en la cual destaca a Dios Padre pintando la imagen guadalupana. ¿Será esa la explicación? ¿Cómo se explica esto?

 

Ya para concluir: hace unas cuantas semanas estuvimos a punto de que en México ocurriera la peor catástrofe de nuestra historia, aquel tremendo huracán “Patricia” que estuvo a punto de desolarlo todo. Se inició una serie de “Cruzadas de Oraciones” por Twitter (y una serie de elementos electromagnéticos, electrónicos y de lo que ustedes quieran, de las técnicas más modernas), pidiendo la protección de la Madre de Dios. Algo inexplicable desvió el huracán y los daños fueron mínimos; incluso, el diario de la Arquidiócesis de México, Desde la Fe, llegó a decir: “¡México, tu fe te ha salvado!” ¿Cómo se explica esto?

 

Queridos amigos un saludo, gracias.

 

 

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