Gran consternación provocó para los Misioneros Combonianos del Corazón de Jesús el asesinato de uno de sus hermanos, John Ssenyondo, de 55 años, de origen ugandés, cuyo cadáver fue hallado en una fosa en un poblado de Ocotlán, junto con otros cuerpos, asesinados presuntamente por el crimen organizado.
El P. John Ssenyondo estaba de misión en el estado de Guerrero desde 2010; había desaparecido el 30 de abril, cuando hombres armados se lo llevaron luego de celebrar una Misa en Santa Cruz, una pequeña comunidad indígena mixteca en el municipio de Nejapa de la que era párroco desde hacía 3 años.
El cuerpo del P. John Ssenyondo fue encontrado en una de las dos fosas clandestinas –las cuales contenían 13 cadáveres–, que los pobladores descubrieron el pasado 29 de octubre, mientras buscaban entre esos restos los de los 43 estudiantes de la Normal de Ayotzinapa.
Los médicos forenses identificaron el cuerpo del P. Ssenyondo por las muestras dentales que guardaba la doctora que lo atendía.
El P. John Ssenyondo “estaba a punto de recibir los documentos para su incardinación en la Diócesis de Chilpancingo-Chilapa, cuando desapareció y, por varios meses se tuvo la esperanza de hallarlo con vida, pero no fue así”, comentó el secretario de la Provincia el P. Francisco Gómez Uribe.
En la actual situación que padece México, “nosotros lamentamos mucho que falte el espíritu de fraternidad, que falte Dios en nuestras vidas. Nos falta respetarnos los unos a los otros. Lo que deseo es que realmente sigamos en la lucha, y esperamos en Dios que esto llegue a resolverse de la mejor manera posible”, manifestó Gómez Uribe.
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