Muy queridos radioyentes, desde aquí su servidor, el Padre José Luis Bautista González en Una Mirada en la Historia.
En estos días que estamos, casi concluyendo el mes patrio, tenemos que ver imparcialmente la figura del que consumó, casi sin derramamiento de sangre, la Independencia de la Nueva España, y me refiero a Don Agustín de Iturbide.
Hablar de Agustín de Iturbide sería precisamente desmitificarlo, porque en la historia oficial se le tiene como un traidor; para eso podríamos leer dos libros, el primero: Historia de la Nación Mexicana, de Mariano Cuevas, y segundo: México, Tierra de Volcanes”, de Schlarman. No mencionaré por, obviedad de tiempo, las primeras acciones bélicas que realizó dentro del Ejército Realista, Agustín de Iturbide; recordaré tal vez su última etapa, precisamente, en La Profesa en 1820. Se reunieron gente eminente en México, como Matías de Monteagudo, quienes al ver que el Rey Fernando VII había jurado la Constitución de Cádiz, buscaron precisamente un hombre que pudiera tener el carisma, el sentido de diálogo y conciliación, y el hombre fue Agustín de Iturbide.
Él era criollo, era un hombre que tenía una posibilidad económica grandiosa y a la renuncia de Armijo como General del Sur, a él se le dieron las tropas del Sur; estoy hablando de noviembre de 1820, y él realizó lo que se denominó el Plan de Iguala, que por cierto, en el Templo de la Concordia, el Prepósito Furlong, fue el que lo imprimió, allá en Puebla de los Ángeles.
¿Qué es lo que realiza este hombre? Habla con los principales generales de aquel tiempo, y de noviembre a enero del año 1821, tenía a su cargo ya cerca de 16,000 hombres que habían aceptado el Plan; se cartea con Vicente Guerrero que estaba perdido en las montañas del sur y el también acepta este Plan, no hay derramamiento de sangre y se le empiezan a unir personajes como Negrete o como Antonio López de Santa Anna, finalmente, recibe ayuda económica de parte del obispo de México y del obispo de Puebla, quienes están de acuerdo con él, llega a Puebla y es victoriado, se va entonces a Orizaba a pactar con el Capitán Juan O’Donojú los Tratados de Córdoba, y finalmente, casi sin derramamiento de sangre como fue en un principio con Hidalgo, Allende, Aldama y Morelos, entra triunfalmente a la Ciudad de México el 27 de septiembre de 1821, por tanto, el consumador de la Independencia de la Nueva España, porque no era México sino la Nueva España. Es precisamente Don Agustín Iturbide, ciertamente se pedía en el vasto imperio que abarcaba los 5 estados del norte que le pertenecen ahora a Estados Unidos de América, un vasto imperio de 5 millones de kilómetros cuadrados, se declaró imperio, el error fue habérsele declarado a él emperador, pero lo trágico, en una venganza que no entiendo del congreso, es haberlo mandado a fusilar, cuando el regresó para auxiliar a México.
Es por eso que debemos de darle el lugar que merece a Agustín de Iturbide y no arrinconarlo como lo ha hecho la historia oficial ante este gran personaje, ojalá que inundados en el océano de la historia, podamos tener un verdadero concepto de nuestros héroes.
@voxfides
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