La familia Ontiveros, desde hace 51 años, ofrece posada a la Sagrada Familia, y con ella, a todas aquellas personas que, admiradas por el enorme Nacimiento que monta al frente de su hogar, quieran dejarse envolver por la atmósfera de Belén y rendir su amor al Niño Jesús.
Sobre el Eje 5 Sur casi esquina con Playa Copacabana, se ubica este bellísimo Nacimiento. Para el visitante es muy fácil identificar el lugar porque, con el paso de los años, cada vez más personas se reúnen para observarlo y poco a poco se convierte en una “verbena”, con los vendedores de elotes, esquites, tamales e incluso la llegada algunos juegos.
No obstante, este crecimiento se conjuga con la simplicidad de la representación. Parece que se está en la ciudad de Belén: hay pastores por aquí, beduinos por allá, unas manadas de ovejas más hacia la esquina, agua que corre y la frescura propia del musgo; por supuesto que María, José y el Niño Dios tienen un lugar especial.
Miguel Ontiveros explica que fue de sus padres José y Juana (JyJ), ambos oriundos de Guanajuato, de los que tanto él como sus hermanos tomaron ese amor por el Nacimiento, que ponían pequeño en su casa, allá en Tepito.
Esta tradición, ya en la colonia Militar Marte, delegación Iztacalco, comenzó con unas tablas en la calle, juntando piedras y con algunos focos; además, se hacía una comida especial porque bastaba un día para colocar el Nacimiento, ahora se requiere de quince días y otros tantos para planearlo.
Toda la familia, alrededor de 40 personas, se reúne el primer domingo de diciembre para montarlo y llegan sobrinos, nietos, hermanos desde Acapulco, Mérida e incluso de Holanda. El Nacimiento se mantiene hasta el 7 de enero.
Durante estos más de cincuenta años de instalar el Nacimiento en su casa, han surgido diversas historias: Don Miguel comenta que un par de esposos se conocieron en el Nacimiento y ahora llevan a sus hijos.
“Lo hacemos con toda humildad”, dice Miguel Ontiveros. La representación es sencilla, lo cual, a pesar del tamaño del Nacimiento o el número de figuras, hace que el visitante note esa simplicidad. La familia ofrece colación, un pequeño dulcero. “Lo hacemos con mucho gusto”, concluye Don Miguel.
Esta representación del Nacimiento de Jesús, “que siendo rico se hizo pobre para enriquecernos con su pobreza”, nos ofrece comprobar que la generosidad existe. Es posible observarlo cada año sobre el Eje 5 Sur casi esquina con Playa Copacabana, Colonia Militar Marte, delegación Iztacalco, en la Ciudad de México.
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