La vigencia del Magisterio de la Iglesia

Para quienes cuestionan los postulados de la Exhortación Apostólica Post-sinodal “Amoris Laetitia” (El amor en la familia), del Papa Francisco, cabe recordar la enseñanza que sobre el Espíritu Santo nos dejó como un bellísimo legado San Juan Pablo II, hace exactamente 20 años, en su libro “Creo en el Espíritu Santo”.

 

San Juan Pablo II escribió:

7.- Jesús añade: <<El Espíritu de la verdad… os anunciará lo que ha de venir>> (Jn 16, 13). ¿Qué significa esta proyección profética y escatológica con la que Jesús coloca bajo el radio de acción del Espíritu Santo el futuro de la Iglesia, todo el camino histórico que ella está llamada a realizar a lo largo de los siglos? Significa ir al encuentro de Cristo glorioso, hacia el que tiende en virtud de la invocación suscitada por el Espíritu Santo: <<¡Ven, Señor Jesús!>> (Ap. 2, 17.20). El Espíritu conduce a la Iglesia hacia un constante progreso en la comprensión de la verdad revelada. Vela por la enseñanza de dicha verdad, por su conservación, por su aplicación a las cambiantes situaciones históricas. Suscita, conduce, el desarrollo de todo lo que contribuye al conocimiento y a la difusión de esta verdad: en particular, la exégesis de la Sagrada Escritura y la investigación teológica, que nunca se pueden separar de la dirección del Espíritu de la verdad ni del Magisterio de la Iglesia, en el que el Espíritu siempre está actuando.

Fuente: “Creo en el Espíritu Santo”; Catequesis sobre el Credo ( III ), Ediciones Palabra, pág. 26.

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