La Peregrinación Nacional Juvenil al Monumento a Cristo Rey, en su edición XXXII, se realizó este 31 de enero y congregó a miles de jóvenes, pero cada persona y en especial el joven, es distinto, único, por eso la peregrinación no sólo es admirar cantidades sino ver al pueblo de Dios unido y poder detener la mirada también en cada uno con sus esperanzas y dudas, sus virtudes y defectos, como lo ha transmitido el Papa Francisco.
Los diferentes grupos se organizaron con anterioridad para poder asistir a la cita anual desde puntos propios del estado de Guanajuato y de ahí como una onda en el agua, a las Parroquias, Diócesis y Arquidiócesis más lejanas del país, desde los pueblos y ciudades, se dirigían hacia Cristo Rey.
Un trío de jóvenes llama la atención por llevar sus imágenes de Jesús y de la Virgen de Guadalupe, con sus marcos y su cristal, dos de ellos rehúyen contestar pero son amables y en cambio “avientan a otra” que sí responde, al convivir se menciona que vienen del Estado de México, de Toluca específicamente, y la interlocutora comenta que vienen en un grupo de 45 personas pero que es la primera vez que acude y comparte que: “me quedé impresionada, pues mucha gente es la que viene a ver a Cristo Rey”.
En la explanada donde se llevaría a cabo la Santa Misa, un grupo destaca por una pancarta en color verde fosforescente con una imagen y una frase de San Juan Bosco pero también por su alegría, y explican que por ser el 31 de enero la fiesta de este santo y por representar a los jóvenes es que han decido recordarlo. Este grupo proviene de Texcoco, Estado de México. “La santidad consiste en estar siempre alegre”, es la frase de Don Bosco que ostenta su pancarta, y no omite mencionar que “San Juan Pablo II nos pidió siempre eso, que seamos siempre alegres”.
Uno de ellos, comenta el grupo de peregrinas, se conforma de la pastoral juvenil, así como de fieles de la Parroquia de San Andrés Chuaca de Texcoco y otros que montaron una obra llamada “Concierto de Amor” sobre la vida de Santa Cecilia.
Ya mucho más avanzada la peregrinación, de hecho ya en el tramo final para acceder a la explanada del monumento, un joven de Cd. Victoria, Tamaulipas, compartió la situación de inseguridad en su municipio. “Sigue siendo un tema alarmante, ya no es un tabú como antes, cada vez vivimos, a veces más, con más miedo a veces”. Son habitantes de un ejido y han tenido que suspender actividades “debido a la delincuencia”, de noche salen menos, antes, dice “se hacían más veladas”. Comenta que para ser agentes de paz hay que dar ejemplo y recurrir a la oración.
Un testimonio conmovedor a todas luces es el que ofrece José Francisco Rufino Pérez, quien proviene del estado de Veracruz, porque ascendió al Monumento con muletas, y comparte que el motivo para subir “es la fe” y que además dice que lo es: “por todos los discapacitados del mundo, por lo mucho que sufren y la verdad yo también sufro eso”. El mensaje que quiere dar es “que valoren la vida y que disfruten lo hermoso que es caminar”. Y al despedirse da gracias a Dios.
Estas son sólo algunas historias, algunos testimonios de los miles que podría ofrecer cada uno los peregrinos de ese pueblo de Dios que participó en la Eucaristía y ascendió hasta el Monumento a Cristo Rey con fe y esperanza.
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