En la Catedral Metropolitana de México se rezó por los migrantes y refugiados, así como por las víctimas de la violencia y el terrorismo en Francia, Estados Unidos y Turquía.
Durante la homilía, el Cardenal Norberto Rivera Carrera habló de la hospitalidad y dijo que este tema “los cristianos lo debemos replantear en una sociedad individualista y anónima, en una sociedad de desconfianza y de sospecha, en un ambiente de gran ciudad tan distinto a la cultura rural”.
“La hospitalidad debe darse entre los cristianos, aunque las formas y las expresiones sean distintas, ya que es cumplir el mandamiento de Cristo de recibir al forastero, es recibir al mismo Cristo, como nos lo dio a entender en el pasaje de Emaús donde Él mismo se hace peregrino y finalmente porque todos nosotros de alguna manera somos peregrinos y forasteros”.
El Evangelio trata de que Jesús estaba en Betania en la casa de Marta y Maria, hermanas de Lázaro: “Dentro de este contexto de hospitalidad hemos escuchado una frase de gran contenido que Jesús ha pronunciado: ‘Marta, Marta, muchas cosas te preocupan y te inquietan, siendo así que una sola es necesaria. María escogió la mejor parte y nadie se la quitará’”.
“Jesús también nos visita a nosotros, está presente en nuestra celebración y realmente nos considera sus amigos. Nosotros somos amigos de Jesús y a nosotros nos dice estas mismas palabras: ‘amigo, te preocupas y te inquietas por muchas cosas, siendo así que sólo una cosa es necesaria’. Y esto es cierto, sobre todo en nosotros los que vivimos en esta gran ciudad, nos afanamos y nos angustiamos por muchas cosas y en ocasiones descuidamos lo que realmente es importante”.
“Descubrimos a un Cristo que “no ha venido a que le sirvan, sino a servir y a dar la vida por los demás”.
En la sentencia de que “Una sola cosa es necesaria”, Jesús nos está diciendo que nuestro compromiso y nuestra lucha por los derechos humanos y por el progreso de nuestra sociedad no puede quedarse en un humanismo materialista. Si queremos la dignificación del ser humano en su integridad, que es cuerpo y alma, tiempo y eternidad, exigencias materiales y espirituales, necesitamos vitalmente el contacto con Dios por la oración.
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