El Papa Francisco, el domingo 5 de julio tomó el vuelo que le llevaría a Ecuador, primera escala de su noveno viaje apostólico. Alrededor de las nueve de la mañana, hora de Roma, abordó en Fiumicino el avión hacia Quito, Ecuador, que más tarde contempla a la Ciudad de Guayaquil, en ese país. A su llegada, en su primer discurso dijo: “vengo como testigo de la misericordia de Dios y de la fe en Jesucristo.”
Por su parte, el Presidente Rafael Correa describió un panorama general de su país, como un Estado “plurinacional y multicultural”, en que se hallan infinidad de especies de flora y fauna, “el país megadiverso más compacto del mundo” y considera que “de seguro el paraíso es ecuatoriano”.
Además señaló que “Ecuador ama la vida. Nuestra Constitución a reconocer y garantizar la vida incluido el cuidado y protección desde la concepción. Establece reconocer y proteger a la familia como núcleo fundamental de la sociedad,” y agregó que su Constitución es la primera que le otorga derechos a la naturaleza.
Por otro lado, enfatizó en su discurso el tema de la desigualdad, incluso citando texto del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), así como otros temas relacionados como la migración y planteó algunas cuestiones, ¿Cómo podemos llamarnos el continente más cristiano del mundo, siendo a su vez el más desigual? “No entiendo, Santo Padre, cómo los países ricos, muchos de ellos mayoritariamente cristianos, podrán justificar éticamente a las futuras generaciones la búsqueda cada vez mayor de movilidad para las mercancías y capitales, al mismo tiempo, que penaliza, e incluso criminaliza la principal de las movilidades, la movilidad humana”.
A su vez, el Papa Francisco agradeció la calurosa bienvenida de la gente de Ecuador y las palabras del Presidente; recordó a algunos santos de esa noble Nación, como Santa Mariana de Jesús, el Santo Hermano Miguel Febres, o la beata Mercedes de Jesús Molina, beatificada por San Juan Pablo II, en su visita de hace tres décadas.
Lo anterior lo aprovechó para señalar que “también nosotros podemos encontrar en el Evangelio las claves que nos permitan afrontar los desafíos actuales… poniendo una especial atención en nuestros hermanos más frágiles y en las minorías más vulnerables que son”. Y aseguró al Presidente la colaboración de la Iglesia para servir al pueblo de Ecuador.
Además señaló que el Chimborazo es llamado como “el lugar más cercano al sol”, y que así como a Jesús lo identificamos con el sol y la luna con la Iglesia, que no tiene luz propia, por lo que si la Iglesia se esconde de Jesús “se vuelve oscura y no da testimonio”, por lo que deseó “que estos días se nos haga más evidente a todos la <<cercanía del sol>>, y que seamos reflejo de su luz y de su amor”.
El programa de la visita del Papa en Ecuador se extiende hasta el día 8 de julio al medio día, cuando partirá hacía Bolivia, para encontrarse desde el día 10 y hasta el 12 en Paraguay.
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