“El Niño Jesús, nacido en Belén, es el signo que Dios dio a los que esperaban la salvación”, así lo señaló el Papa Francisco, quien este domingo al celebrar la Eucaristía en la Plaza del Pesebre, en Belén (Palestina), hizo un llamado a cuidar a los niños ante males como las guerras y el hambre.
Luego de manifestar su alegría al celebrar la Eucaristía en el lugar donde nació Jesús’, agradeció al presidente de Palestina, Mahmoud Abbas, al Patriarca Fouad Twal, obispos, ordinarios de Tierra Santa, sacerdotes y a las personas consagradas que lo recibieron y acogieron.
El Santo Padre también agradeció a los representantes de los fieles provenientes de Gaza, Galilea, emigrantes de Asia y África y a todos los que “se esfuerzan por tener viva la fe, la esperanza y la caridad en esta tierra”.
En su mensaje, el Papa subrayó que así como Jesús, hoy los niños también son un signo de esperanza y vida, pero también un signo de “diagnóstico” para entender el estado de salud de una familia, de una sociedad y de todo el mundo.
“Cuando los niños son recibidos, amados, custodiados, tutelados, la familia está sana, la sociedad mejora, el mundo es más humano. Recordemos la labor que realiza el Instituto Effetà Pablo VI a favor de los niños palestinos sordomudos: es un signo concreto de la bondad de Dios; es un signo concreto de que la sociedad mejora… El Niño de Belén es frágil, como todos los recién nacidos. No sabe hablar y, sin embargo, es la Palabra que se ha hecho carne, que ha venido a cambiar el corazón y la vida de los hombres. Este Niño, como todo niño, es débil y necesita ayuda y protección. También hoy los niños necesitan ser acogidos y defendidos desde el seno materno”, explicó el Pontífice.
Francisco lamentó que en este mundo, donde se han desarrollado las tecnologías más sofisticadas, existan por desgracia muchos niños en condiciones inhumanas, que viven al margen de la sociedad, en las periferias de las grandes ciudades o en las zonas rurales.
“Todavía hoy muchos niños son explotados, maltratados, esclavizados, objeto de violencia y de tráfico ilícito. Demasiados niños son hoy prófugos, refugiados, a veces ahogados en los mares, especialmente en las aguas del Mediterráneo. De todo esto nos avergonzamos hoy delante de Dios, el Dios que se ha hecho Niño. Y nos preguntamos: ¿Quién somos nosotros ante Jesús Niño? ¿Quién somos ante los niños de hoy? ¿Somos como María y José, que reciben a Jesús y lo cuidan con amor materno y paterno? ¿O somos como Herodes, que desea eliminarlo?…”, se cuestionó el Papa.
”Y aquí tenéis la señal. El Niño Jesús nacido en Belén, todo niño que nace y crece en cualquier parte del mundo, es signo diagnóstico, que nos permite comprobar el estado de salud de nuestra familia, de nuestra comunidad, de nuestra nación. De este diagnóstico franco y honesto, puede brotar un estilo de vida nuevo, en el que las relaciones no sean ya de conflicto, abuso, consumismo, sino relaciones de fraternidad, de perdón y reconciliación, de participación y de amor”, puntualizó.
Finalmente el Papa concluyó su homilía con una oración a la Virgen a quien pidió nos enseñara acoger, adorar y seguir.
El Papa visita la gruta de la Natividad
Luego de compartir una comida con un grupo de familia de refugiados palestinos en el Convento de “Casa Nova”, el domingo por la tarde el Santo Padre visitó la gruta de la Natividad en Belén.
Cabe señalar que Belén es el lugar donde nació Jesús y por su importancia ha sido durante siglos un sitio muy concurrido especialmente por la comunidad cristiana.
El lugar principal en Belén es la Iglesia de la Natividad en la Plaza del Pesebre, elevada sobre la gruta en la que nació Jesús, donde el Santo padre celebró la Eucaristía la mañana de este domingo.
La Iglesia de Santa Caterina está unida a la Iglesia de la Natividad en su extremidad septentrional. Bajando hacia el ambiente principal de la Iglesia de Santa Caterina, a pocos pasos se llega a una serie de grutas, una de las cuales es la Capilla de san Jeremías. También el famoso Campo de los Pastores se encuentra en las inmediaciones de Belén.
El 6 de enero de 1964, en ocasión de la Solemnidad de la Epifanía, el entonces Papa Pablo VI visitó la Gruta de la Natividad. También estuvo en Belén san Juan Pablo II, en el año 2000. Benedicto XVI visitó el lugar en 2009.
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