Monseñor Ruperto Santos, obispo de Balanga, recordó que “la misericordia está unida a la vida, ama la vida y defiende la vida. Está centrada siempre en la vida”. La misericordia es mucho más que un sentimiento abstracto, es el atributo de Dios que mira al hombre, al valor de la vida, a los derechos fundamentales de la persona, explicó.
Por eso, el cuarto Congreso Apostólico Mundial de la Misericordia (WA-COM4) que se está celebrando en la Universidad de Santo Tomas, en Manila, Filipinas, presta una gran atención a estos temas y a la realidad de la nación, que atraviesa una crisis de derechos humanos debido a la “guerra a la droga” lanzada por el gobierno, que está causando miles de víctimas.
Mientras que en el Congreso están participando una gran cantidad bautizados, varios grupos eclesiales laicos anunciaron que saldrán a las calles de Manila para condenar la oleada de “ejecuciones extrajudiciales” que está ocurriendo en el país. La “Marcha por la Vida” está programada para el 18 de febrero. Los laicos expresarán su firme oposición a la campaña que hasta el momento ha cobrado más de 6 mil 200 vidas de presuntos delincuentes y traficantes de drogas.
“Nosotros, los filipinos católicos laicos, queremos protestar contra todo tipo de amenazas a la vida y a la dignidad humana promovidas por organizaciones y autoridades económicas, sociales y políticas”. “Queremos decir a nuestro gobierno que estamos en contra de esta cultura de la muerte”, señalan en un comunicado.
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