El obispo siro-católico, Flaviano Michele Melki, martirizado durante el “genocidio asirio”, será proclamado beato la tarde del sábado 29 de agosto, durante una liturgia solemne programada en el Convento Patriarcal de Nuestra Señora de la Liberación en Harissa (Líbano), en la que participarán numerosos patriarcas y jefes de las iglesias cristianas de Oriente provenientes del Líbano, de Siria y de Iraq.
La ceremonia de beatificación estará presidida por el Patriarca siro-católico Ignatius Youssef III. El decreto de beatificación será leído al inicio de la Divina Liturgia por el Cardenal Angelo Amato, Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos.
Flaviano Michele Melki fue asesinado in odium fidei, precisamente el 29 de agosto de hace cien años en Djézireh, en la actual Turquía, durante las masacres perpetradas contra los armenios y miembros de otras comunidades cristianas por instigación de los Jóvenes Turcos.
“Hace mucho tiempo que no se proclama a un beato de nuestra iglesia”, refiere el sacerdote siro-católico Nizar Semaan, “y el obispo Melki será el primero de los mártires siro-católicos de aquel genocidio en ser elevado a la gloria de los altares. Pero su beatificación es un regalo para todos los cristianos de Oriente. En estos tiempos de nuevas tribulaciones”, añade el Padre Nizar, “su figura nos muestra la fe luminosa con la que vivió la terrible persecución de hace cien años, puede dar esperanza y valor a todos los bautizados. Oramos para que por su intercesión todos reciban ayuda para profesar la fe en Cristo en los países de Oriente Medio, y para que también los líderes políticos y militares sean iluminados para tomar los caminos que conducen a la paz”.
Melki nació en 1858 en Kalaat Mara, un pueblo al este de Merdin. Ordenado obispo de Gazarta en 1913, vivía en la pobreza extrema llegando incluso a vender sus vestiduras para ayudar a los pobres. En el verano de 1915, mientras se encontraba fuera de su diócesis, decidió regresar rápidamente a su sede episcopal después de enterarse de que la violencia, en esa ciudad, pronto habría recaído también sobre sus feligreses. Fue detenido por las autoridades otomanas, el 28 de agosto, junto con el obispo caldeo de la misma ciudad. Según relatos de testigos reportados por fuentes musulmanas, los dos obispos fueron asesinados por negarse a renunciar a su fe y convertirse al Islam. Michele Melki fue torturado hasta la muerte y luego decapitado.
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