El 15 de enero, en continuación a su viaje apostólico, el Papa se dirigió a Filipinas, quien durante su vuelo, en la conferencia de prensa, afirmó que asesinar en nombre de Dios es una “aberración”, y complementó que “la libertad de expresión” no da derecho a “insultar” la religión del prójimo, por el reciente hecho sucedido en la revista “Charlie Hebdo”.
A su llegada a Filipinas fue recibido por el presidente Beningno Aquino III y calurosamente por una gran multitud, con música y baile.
Esto representa una nueva visita emblemática y diferente a Sri Lanka, puesto que en este país asiático el 85 por ciento de su población es católica.
Durante su encuentro con el presidente de Filipinas, el Papa pronunció un discurso y alabó la petición de pedir que este año sea proclamado el “Año de los Pobres”, y recordó que es un “deber escuchar la voz de los pobres y romper las cadenas de la injusticia”.
Su visita duró cinco días, en los que sostuvo un encuentro con las autoridades y Cuerpo Diplomático en el Palacio Presidencial, en el que destacó la influencia que ha tenido el mensaje cristiano en la cultura filipina; su cercanía a los hermanos y hermanas que sufrieron la pérdida de sus seres queridos y la devastación causada por el tifón Yolanda.
Y para finalizar el día 16 de enero, tuvo un encuentro con las familias, a las cuales invitó a descansar en el Señor, en la oración, levantarse con Jesús y María, y ser una voz profética en medio del mundo; les invitó a no dejar de soñar y a superar las dificultades en el matrimonio. Asimismo, el Papa dijo que es importante rezar en familia, porque cuando la familia reza unida, permanece unida.
Y rompiendo un poco con el itinerario, el Papa Francisco decidió visitar a jóvenes salvados de la calle por la fundación Anak-Tnk, a quienes les dedicó un tiempo para compartir experiencias.
Para el 17 de enero, el Papa viajó a la isla de Tacloban que a pesar del mal tiempo insistió en estar allí, en donde fue acompañado por cerca de 300 mil personas, que se dieron cita en la explanada del aeropuerto.
Durante su estancia tuvo un encuentro con los sobrevivientes del tifón Yolanda, a quienes confesó que al enterarse de tal catastrofé, sin dudar, tomó la decisión de visitar Filipinas y alentar a su gente y afecatados con el ejemplo de Jesús en la cruz.
A un día de concluir su viaje a Filipinas, tras la última visita recibida por el Papa Juan Pablo II hace ya 20 años, Francisco tuvo un encuentro con los jóvenes de Filipinas en la universidad Santo Tomás.
El Papa respondió a preguntas como ¿por qué sufren los niños? o ¿cómo se vive el verdadero amor? Pero, sin duda, la anecdota que conmovió tanto a él como a todos los presentes fue la de Glyzelle, quien contó la situación de los niños de la calle y los pesares que deben sufrir, y entre sollozos preguntó ¿por qué Dios deja que pasen estas cosas?
Para concluir su visita a estas tierras orientales, el Papa Francisco celebró una misa en Manila, a la cual acudieron cerca de 7 millones de fieles, en la que afirmó que los filipinos están llamados a ser grandes misioneros de la fe en Asia y destacó que Dios nos ha elegido para ser testigos de su verdad y su justicia en este mundo.
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